Si el presidente quisiera dejar como legado un país diferente haría bien en presentar en la Asamblea el proyecto de ley del Instituto Ecuatoriano de Economía Política que permitiría que el país se convierta en un centro financiero internacional. El complemento natural de una economía dolarizada, que ahora de paso cada vez se abre más al comercio, es un sistema financiero nacional integrado al del resto del mundo, permitiendo así que la economía se nutra del ahorro extranjero. Casi 25 años después de la dolarización no hemos integrado el sistema financiero local con el del resto del mundo. Ecuador necesita eliminar toda restricción e impuestos a los movimientos de capitales.

La inspiración de este proyecto de ley es el impresionante desarrollo de la banca panameña a partir de su reforma bancaria de 1970. Panamá, entonces una economía mucho menos rica en recursos naturales que el Ecuador, pero también ya dolarizada, se fijó la meta de convertirse en un centro financiero estrella, logrando internacionalizar su banca. Hoy el sistema bancario panameño es el más desarrollado de la región y con mayor participación de la banca extranjera. Luego de décadas de crecimiento alto y sostenido, Panamá es hoy la economía más rica de América Latina con un ingreso per cápita (ajustado al poder de la paridad de compra) de $ 36.426, por encima de Uruguay y Chile.

¿En qué consiste la reforma? El Proyecto de Modernización del Sistema Financiero incluye los siguientes cambios: (1) adoptar un enfoque basado en la libre competencia; (2) reducir significativamente las competencias de la Junta Financiera y Monetaria y del Banco Central, dado que esas funciones son facultades para un país con moneda propia; (3) eliminar los controles sobre las tasas de interés; (4) crear un nuevo sistema de licencias bancarias, con mayor apertura y facilidades administrativas; (5) igualdad ante la ley para todos los posibles actores del sistema, incluidos aquellos domiciliados en jurisdicciones consideradas como “paraísos fiscales”; (6) eliminar el impuesto a la salida de divisas (ISD); (7) adoptar un régimen tributario territorial; y, finalmente, (8) se abre la puerta a que los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) puedan establecer incentivos para atraer nuevas entidades financieras a sus circunscripciones territoriales.

¿Cuáles son los beneficios? Con el modelo de represión financiera actual espantamos el ahorro interno y externo. Con el de apertura abrimos las puertas a captarlo y vendrán capitales en busca de retornos más altos. Nuestra economía dolarizada tendrá como prestamistas de última instancia a las matrices de los bancos extranjeros domiciliados aquí. Los ecuatorianos tendrán acceso a créditos de mayor volumen y en mejores condiciones.

La oposición a esta iniciativa es mucho menos importante, violenta y organizada que aquella que existió frente a la eliminación del subsidio al diésel. Se concentraría básicamente en funcionarios del Banco Central del Ecuador, tal vez algunos actores del sistema actual que temen a la competencia internacional, y los nacionalistas y progresistas trasnochados. Nótese que entre estos grupos potencialmente opositores no hay una unidad ni posibilidad de que se unan entre sí para frenar esta reforma. (O)