Hoy se termina la incertidumbre. Esta tarde-noche conoceremos las respuestas que, con su voto, han dado los ecuatorianos a las cuatro preguntas planteadas por el Ejecutivo sobre diversos temas.
La primera nos obliga a preguntarnos si aceptaremos con serenidad la presencia de bases militares extranjeras en nuestro territorio. Las respuestas dependen de la información e interpretación de la misma. Algunos, probablemente, sin mayor conocimiento, consideran que es un inmenso riesgo y que atenta contra la soberanía del país. Otros creen que es una garantía para la seguridad nacional.
Otro punto es el que se relaciona con el financiamiento de las organizaciones políticas, una de las razones que se plantean es que se trata de evitar que los partidos adquieran compromisos con quienes invirtieron su dinero en la campaña. Otros creen que en los periodos preelectorales aparecen nuevas organizaciones con el único objetivo de mejorar la economía de sus miembros. ¿Tiene usted otra opinión, amigo lector?
La disminución del número de asambleístas es otro de los temas que deberán resolverse, pero, previamente, habrá que justificar el planteamiento y proponer el sistema de elección: ¿se mantiene el actual?, ¿estamos tranquilos y satisfechos con el resultado del sistema vigente?, ¿es equitativo y justo?, ¿trabajarían más y mejor si fueran menos?
Se propone también la instalación de una asamblea constituyente. Tenemos ya la experiencia y sería necesario realizar una evaluación independiente de los resultados. Como alternativa, se plantean propuestas de reformas constitucionales. En este caso sería necesario que los diversos grupos políticos escuchen las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos, no solo para oírlas, sino también para conocer mejor la realidad de todos los sectores del país. Y sería mejor si lo hacen no solo para conseguir votos, sino para plantear soluciones que en los distintos lugares del Ecuador se esperan.
Pero todo lo planteado en los párrafos anteriores requiere que los llamados partidos políticos realmente lo sean, no solo para ganar elecciones, sino también para formar ciudadanos interesados realmente en servir al país. Que desde su ideología planteen proyectos realizables para avanzar hacia el desarrollo. Proyectos para mejorar la educación, para educar para la creatividad y la innovación; otros para estimular el emprendimiento, que sean evaluables y corregibles según lo requieran el lugar geográfico y la realidad social.
Además, el país requiere desarrollar la capacidad de proponer, trabajar, evaluar, crear no solo en soledad partidista, sino, fundamentalmente, en unión ciudadana.
Olvidémonos de criticar a los que están iniciando un gobierno y pongamos atención en sus acciones y en cómo desarrollan las propuestas que hicieron en su campaña y, si es necesario, no huir de la posibilidad de trabajar juntos. Hablamos mucho del diálogo y del encuentro, pero lo practicamos poco. Si lo hiciéramos, probablemente, la realidad sería otra. (O)










