El secretario de Estado de los Estados Unidos, señor Marco Rubio, luego de visitar a la presidenta de México, viene al Ecuador, donde se entrevistará con su presidente. Dada la situación que se vive en el continente y en su propio país, puede deducirse que viene con una agenda para tratar serios problemas, muy específicos. El Ecuador deberá discutirlos y presentar otros de su interés. Eso es lo normal. Pero antes de que empiece esa normalidad, la propia canciller anuncia que a pedido de los Estados Unidos nuestro Gobierno se dispone a recibir en suelo ecuatoriano, anualmente, unos 300 “refugiados”, de varias nacionalidades.

Aquí se impone la pregunta: ¿Son refugiados a los que los Estados Unidos ha recibido con esa calidad? Pues, en ese caso, así debe continuar protegiéndolos. No creo que una concesión de refugio se pueda transferir mediante un simple endoso. Hay tratados y regulaciones internacionales que definen la condición de refugiado. Otra cosa sería si se tratara de inmigrantes a los que Estados Unidos quiere deportar, y a lo que no debemos prestarnos porque eso sería una política contra los inmigrantes, y entre los que hay ecuatorianos; de hecho, ya han deportado a ecuatorianos, y siguen haciéndolo permanentemente. La Cancillería le debe al país una completa explicación.

En estos días, una poderosa flota norteamericana se ha desplegado frente a las costas de Venezuela, afirmando que se trata de neutralizar, derrocar, a Nicolás Maduro, a quien acusan de liderar un cartel de narcotráfico. En esto, estoy de acuerdo con el presidente de Brasil, Lula da Silva, que no reconoce a Maduro por la ilegitimidad de su elección, pero le pide a Estados Unidos retirar su flota que amenaza a Venezuela. Recordemos que a principios del siglo XX, una flota europea integrada por Inglaterra, Italia y Alemania, bloqueó Venezuela para exigir el pago de sus acreencias. Intervino el presidente estadounidense Teodoro Roosevelt y obtuvo que se retire la flota europea mientras él se comprometía a obtener de Venezuela que pagara sus deudas. Así se aplicó la doctrina Monroe.

El presidente Donald Trump también ha amenazado a Colombia; y Gran Bretaña ofrece respaldarla. Desconocen la llamada doctrina Monroe, que fue planteada, originalmente, por Canning, primer ministro inglés.

Mientras esto pasa en América Latina, en China se reúnen grandes potencias mundiales, rivales del poderío americano, que pretenden terminar con la hegemonía del dólar en el comercio mundial. Entre esas grandes potencias se encuentran Rusia y China, las que han ofrecido respaldar a Venezuela, incluso militarmente; China tiene un acuerdo con Venezuela para explotar su petróleo durante los próximos veinte años, lo que defenderá a cualquier precio. Estas dos potencias están enviando armamento a Venezuela; también han ofrecido apoyo a Colombia. Las cosas se están poniendo al rojo vivo y pueden tornarse en una conflagración internacional.

Es riesgoso para Ecuador inclinarse demasiado hacia los Estados Unidos, porque podría quedar aislado en América Latina, que no aceptaría una ocupación de su territorio. (O)