Alrededor de la focalización del subsidio al diésel: realidad, temor y mafias. ¿Realidad? Porque no podemos engañarnos, sí tiene un impacto: son 1.100 millones de dólares adicionales que pagamos por el diésel, sin duda una parte proviene de ilegales (contrabando, minería, narcos), otra de quienes no debían recibir el subsidio (grupos sociales de ingresos medios/altos), algo del mal gasto (porque lo barato se mal usa), pero queda una parte que sí impacta a grupos sociales vulnerables aunque se ha intentado apoyarlos con el subsidio al transporte… pero tampoco debemos olvidar que esos grupos son los que deben beneficiarse (aunque no sea algo directamente visible) con una economía más estable. ¿Temor? De que no seamos capaces de resolver los problemas a través del diálogo sino vía cierres de carreteras, ataques y más, y también de que las fuerzas de seguridad sobrereaccionen. ¿Mafias e ilegales? Con seguridad están, en parte, detrás de la violencia.

Pero en todo caso, estemos conscientes de que discutimos “temas del pasado”. Hace rato debimos ya ponernos de acuerdo en que hay subsidios positivos (educación, salud, desnutrición o jubilación de los más necesitados) y otros negativos (combustibles, algunas exoneraciones del IVA, ventajas tributarias a empresas y más), sobre la excesiva intromisión del Gobierno en la economía y su enorme malgasto, y acordar en temas como petróleo y minería aceptando que hay lugares donde deberíamos decir sí y otros no a estas actividades. O sobre la reforma a la seguridad social, mercado laboral y tantos más… y mirar hacia el futuro.

¿Futuro? El Nobel de Economía se ha otorgado a tres estudiosos por sus trabajos en entender mejor el impacto esencial de la innovación en el desarrollo. Situemos algunos hitos de la historia: fuego, rueda, imprenta, máquina de vapor, electricidad, motor a combustión, internet, genética, ahora IA, etc. Innovaciones disruptivas que han generado “destrucción creativa” (el auto desplaza a los carruajes, y cambia la percepción del espacio y el tiempo), mientras hay otras que aunque “menos llamativas” son importantes, recordando que la innovación no solo crea algo nuevo (el auto) sino toda la cadena que viene detrás (gasolineras, mecánicas, seguros y más).

Todo esto parte de algo esencial: la innovación no solo cambia tecnologías y producción, sino que modifica nuestras organizaciones sociales e interacciones humanas, y la manera cómo entendemos el mundo (ideas, cultura y valores).

Y algo más, la innovación cambia las instituciones, pero también el mundo va en sentido contrario: hay ciertas instituciones que favorecen más la innovación, y una de las más importantes (según algunos, fue quizás el cambio más importante en Europa hace 300 años) es haber aceptado la importancia social de los que emprendían en actividades económicas (antes eran solo los líderes feudales, religiosos y guerreros) y comprendido que el desarrollo se sustenta en generar actividades de más valor y productividad, y no en la redistribución “quitando a unos para dar a otros” (rol de los políticos, religiosos y guerreros). Quizás en algunos estamentos de nuestra sociedad estamos aún en “temas del pasado”, porque no hemos efectuado ese cambio mental esencial. (O)