Larga ha sido la lucha de los pueblos para que se les reconozcan sus derechos. La Revolución francesa conquistó algunos de ellos, como la libertad e igualdad… en el mundo de las leyes; mientras que en el de afuera, de la realidad, se mantuvieron formas de opresión y la desigualdad, contra las que otras revoluciones bregaron.

En nuestro país, también las leyes han reflejado esas luchas. Nuestra Constitución, denostada por los enemigos del progreso humano, que añoran el viejo régimen, reconoce ejemplarmente derechos que antes se negaban a las personas y a la naturaleza. Uno de ellos es el habeas corpus, que inicialmente fue concebido para proteger la libertad, y que en la carta magna incluye la vida y la integridad física de los privados de aquella.

En abril último, los titulares de la Corte Nacional y del Consejo de la Judicatura, con el respaldo del presidente de la República, pidieron a la Corte Constitucional que delimite y aclare dicha garantía jurisdiccional. El presidente de la CC los exhortó a leer los múltiples fallos que la Corte había dictado al respecto. No se sabe dónde pusieron los aludidos su rostro luego. La petición era por los casos en que se concedió la libertad a tres reos: dos a comunes ciudadanos y otro al exvicepresidente Jorge Glas, que causó revuelo en sectores adversos a su grupo político. Es que el poder controla la justicia; ocurrió antes del gobierno del Econ. Correa, en él y después de él, con su sucesor y con el de ahora. Solo que ahora se le escapó, ¿o no se le escapó por indicios de un entendimiento? Pero que el poder y sus viscerales adeptos nieguen los derechos de sus aborrecidos adversarios políticos no significa que carezcan de ellos, que no puedan exigir su respeto y que los jueces no los reconozcan.

No está en juego la crítica al autoritarismo del régimen del que formó parte el Ing. Glas, que enjuició y estigmatizó a todo aquel que se atrevía a cuestionarlo, aunque proviniera de los sectores que decía defender. La crítica a sus políticas extractivistas, a la corrupción que hubo, todo lo cual ejecutaron otros gobernantes, no afectan los derechos de dichos exfuncionarios públicos.

Interpol negó tres veces la solicitud de Ecuador de que se capturara al expresidente Correa, por considerar que la medida no es compatible con la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y Bélgica le concedió asilo por estimar que es víctima de persecución política. Pero algunos, cegados por la pasión, quisieran negar el pan y el agua a todos ellos. Por sanidad moral de la nación, debería formarse una comisión imparcial que investigue los casos judiciales en los que se denuncie que distintos Gobiernos ejercieron influencia política para condenar a los acusados y los/as jueces genuflexos/as indignos/as que cedieron a esa presión o actuaron por reverencial temor.

La situación en las cárceles clama al cielo. La muerte de cientos de reos pende sobre un Estado negligente que no precauteló sus vidas, ora ordenando los juzgadores abusivamente prisiones preventivas, ora sin resolver su suerte oportunamente, ora permitiendo el Ejecutivo el ingreso y tenencia de armas en las cárceles, el señorío de las bandas criminales. Se han reportado reiteradas veces golpes, violaciones, privación de alimentos, amenazas, que buscan aislar y neutralizar a las personas como seres sociales, lo que no solamente prohíbe la ley, sino que atenta contra su dignidad, que algunos desconocen.

El Ing. Glas sufría desatención en su salud, amenazas de muerte desde que fue encarcelado en 2017. Por ello, acudió a la CIDH, que instó al Estado ecuatoriano a adoptar las medidas necesarias para proteger sus derechos a la vida e integridad física, ya que observó que se encontraba en una situación de gravedad y urgencia, por estar en grave riesgo tales derechos, anotando que Ecuador no informó acerca de ese particular, principalmente de las amenazas de muerte de otros internos.

El exvicepresidente también recurrió al Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU, que expresó su preocupación por el deterioro de su salud y por las condiciones de peligro de su detención. Urgió al Gobierno a tomar acciones inmediatas para resguardar su seguridad y bienestar, incluyendo medidas alternativas a la detención, como la liberación anticipada u otras medidas no privativas.

Se otorgó al Ing. Glas el habeas corpus, por haberse constatado que hubo un maltrato a su integridad física y psicológica, con riesgo para su vida, de suicidio, de seguirse afectando su salud, según informes de médicos designados por el Ministerio de Salud y por el testimonio de galenos, entre ellos un alemán nombrado por el presidente de la CIDH. En segunda instancia, con toda la presión de poderosos sectores, se anuló el proceso después de que se había suspendido al primer juez “por otras causas” y se acanalló a él y a su familia en las redes sociales.

La Interpol, Bélgica, la CIDH y el mencionado grupo de la ONU, que se sepa, no son “correístas”. ¿Se caerán del caballo los odiadores para convertirse, como le sucedió a Pablo, que perseguía a cristianos?

En el firmamento nacional asoman otras amenazas a los derechos de los trabajadores, de los protestantes, de los ciudadanos que perderíamos con las pretendidas privatizaciones. El pueblo no permitirá el ocaso de esos derechos. (O)