Corre agua bajo el puente de este país dolorido, esperanzado, desconcertado. Abundan los análisis, proliferan los comentarios. La imaginación política vuela. Las suposiciones inundan los medios y calientan las redes. No hay espacio ni tiempo para nada distinto de las elecciones. Es una forma de alienación que, pese a todo, deberíamos racionalizar.
Lea las principales noticias sobre las elecciones en Ecuador
Aquí van algunos apuntes:
1. Fueron unas elecciones distintas. Nacieron de la muerte cruzada que dispuso el presidente. Anticiparon el evento electoral. Acortaron el periodo de Guillermo Lasso. La Asamblea Nacional fue disuelta y, en poco tiempo, el estrépito político se sumó a las noticias sobre la violencia. Nunca antes el país había vivido semejante premura e incertidumbre. No habíamos visto afanarse con tal prisa e intensidad a tantos candidatos.
2. Unas elecciones marcadas por el crimen. El asesinato de Fernando Villavicencio, hombre valiente y frontal, y político distinto, deslegitimó moralmente el evento, lo marcó con el horror que hace mucho tiempo no conmovía al Ecuador. Christian Zurita tomó la bandera y capitalizó los votos que correspondían a Villavicencio. Su tercer puesto, pese al mínimo tiempo que tuvo para hacer campaña, y pese a la poca talla con la que el CNE manejó el tema, constituye un testimonio de la sensibilidad e indignación de muchos ecuatorianos.
3. El populismo por interpuesta persona. Como era previsible, el populismo se afirmó en la base electoral con la que cuenta desde hace rato. Se mantuvo en la línea de sus probabilidades pese a que el caudillo actuó por interpuesta persona. La candidata ratificó la obediencia propia del movimiento. La candidata reiteró lo que ya hicieron y, desde el pasado y con el caudillo distante, proyectó lo que haría. Una suerte de propuesta hecha mirando al país a través del retrovisor.
4. La sorpresa de Noboa. Hombre joven, con un discurso racional, objetivo y desprovisto de acentos pasionales, y con sorprendente conocimiento de los problemas nacionales, captó el voto generacional; yo pensaría que muchos indecisos migraron hacia su candidatura. Pasó a la segunda vuelta, y al parecer cambiará el tablero de opciones en los próximos años, ya como mandatario, ya como actor político. Se refresca así el cansino paisaje político.
5. El silencio del movimiento indígena. Curioso, por decir lo menos, el silencio calculado de los dirigentes del movimiento indígena. El abandono marcó la derrota de Yaku Pérez. ¿Tendrán planes distintos los, hasta hace poco, activos y mediáticos personajes de paros y actos de fuerza?
6. La Asamblea será la “misma vaina”. Mientras no se reformen las reglas y la oportunidad de elección de los asambleístas, el panorama de bloqueos y acciones directas no cambiará. Ya se advierte la presencia de mayorías y minorías que reeditarán las penosas conductas del pasado.
7. Gobierno de transición. Estamos eligiendo un gobierno transitorio, que apenas tendrá tiempo para enfrentar los temas de la violencia, la crisis de autoridad, el desempleo y el descrédito institucional. Y para hacer campaña.
¿Podremos rescatar la República? (O)