Como ejecutivo, en el 2009, conocí Uruguay y entendí cómo un país con sus condiciones climáticas era el séptimo exportador mundial de arroz. Con sorpresa, observé cómo coordinaban los empresarios productores con las piladoras para exportar al mercado internacional –al mejor precio de mercado–, a destinos como Irak o Irán; observé también que la productividad en campo duplicaba a la ecuatoriana; y el tipo de semilla, homogénea y de calidad.

En reuniones con empresarios privados conocí a Enrique Baliño, autor del libro No + Pálidas (que en pocas palabras significa “No + Excusas”), en el que demuestra que en la vida empresarial es común que, en vez de cumplir a tiempo con tareas encomendadas, las personas inventen excusas para justificar su incumplimiento.

Las personas nacemos con el gen de la responsabilidad y productividad, y es por eso por lo que he hablado sobre el ejemplo del Uruguay, porque en ese país los ciudadanos, culturalmente, son cumplidores de la ley y los empresarios trabajan en equipo con el Estado para hacer un país altamente productivo. Como en Uruguay, los gremios en Ecuador deben jugar un papel de mayor liderazgo para, coordinando con el Estado, procurar tener un país más seguro y con mayor crecimiento económico.

En Ecuador nos falta pensar más en el bien común y menos en nuestros propios intereses; además de que ha disminuido la importancia de los gremios empresariales y sociales. Es así como en la industria petrolera nadie reclama por la baja de la producción de petróleo, lo que, según expertos y datos oficiales, en cinco años más nos dejará sin reservas probadas.

Las empresas y los Gobiernos deben diagnosticar sus principales problemas y tener una hoja de ruta para resolverlos. Recomendamos para Ecuador: a) Promover la competencia en el sistema financiero y convertirnos en un centro financiero internacional; b) Promover mucho más la inversión extranjera en exploración de petróleo y gas natural; c) Cambiar la matriz energética por una con más gas natural, como en Perú y Colombia; d) Estructurar programas de canje de deuda externa por inversión en gas natural y petróleo; e) Refundar un banco de desarrollo con alta tecnología y moderna administración, que brinde mejores condiciones para la agricultura y la industria, con líneas de crédito de largo plazo; f) En empresas privadas y públicas hay que cumplir con el presupuesto; g) Invertir en mantenimiento a las termoeléctricas; h) Permitir que la empresa privada participe en la generación y comercialización directa de energía.

El libro de Baliño describe en detalle que “la competitividad de la empresa está dada sobre su capacidad de crear valor superior sobre la competencia” y que “la cultura es la habilidad de la organización para usar sus recursos y tecnología para cumplir sus metas”. La frase “No más excusas” puede servir de mucho si la inyectamos en la cultura de la administración pública o privada, mejor aún si la complementamos con una frase como la de Steve Jobs para fomentar la innovación y productividad: “Stay hungry, stay foolish”, a la que añadiría “Innova-Ejecuta”. (O)