Lo habría dicho Lenín Moreno. Mi interrogante es ¿supo usar el que tuvo?

Lo importante siempre es y será saber usar el tiempo para decidir y actuar. No saber hacerlo oportunamente es desperdiciarlo.

En el caso de Moreno, su aporte a la democracia fue muy importante, en cuanto a las libertades; pero, en muchos espacios del poder, al igual que en tiempos de Correa, como que era un gobierno de ‘pasantes’, ‘lo pongo aquí’ y luego ‘lo pongo allá’; a quienes se nombraba, llegaban y salían de los cargos públicos, para ir a otros, como que estaban en ‘sube’ y ‘baja’ en un carrusel, con la diferencia de que con Correa, este –en su autoritarismo para gobernar– los trataba como ‘firmones’, que podía ponerlos en cualquier parte; en cambio, con Moreno, la mayoría terminaba haciendo lo que querían y ahí las contradicciones. El resultado, por lo menos, desperdicio de tiempo y recursos, a costa del pueblo ecuatoriano.

Y algo más con Moreno. En ciertos espacios, se apartó de las líneas del correato; pero, en otros, Petroecuador y la contratación pública entre estos, siguió dominando el correato. La presencia de la doctora Johanna Pesántez, en la Secretaría Jurídica de la Presidencia, era significativa, porque instruía explícitamente o implícitamente por el presidente Moreno. Ella y su cónyuge, Xavier Cazar, junto a Alexis Mera, conformaron el equipo jurídico más cerrado de la década de Correa, Cazar patrocinaba a Correa y en Petroecuador era quien –para Correa– cuidaba de Pareja Yannuzzelli.

Pienso que Lasso tiene claro que solo tendrá cuatro años para gobernar y que, si no se toman las decisiones y se actúa oportunamente, después no habrá tiempo.

Insisto que las propuestas que, el 7 de febrero de 2021, le significaron a Lasso llegar a casi la quinta parte del electorado nacional, deben ser reflexionadas considerando la decisión de los ecuatorianos que entonces no coincidieron; y, que en la segunda vuelta se expresaron en más de 4,6 millones de votos, por un país y un gobierno por encima de las ideologías, por valores superiores a estas, como el respeto a los demás, la libertad para coincidir y discrepar, la eficiencia, la eficacia, la inversión garantizada y la transparencia de las decisiones y las acciones de gobierno, que, desde el 2007, vinieron siendo violentados y/o ignorados en el Ecuador.

Y Lasso debe dialogar con todas las fuerzas políticas, pero siempre evaluando cuáles pueden ser las reales pretensiones.

Sin duda, el caso Correa es el más importante. El martes 13 de abril de 2021, a un medio del Ecuador, Correa declaró: “Le deseamos éxito a Guillermo Lasso, porque el éxito de él es el éxito del Ecuador. No estamos para politiquerías en estos momentos”, ¡qué patriota! Pero, el mismo día, a medios internacionales, desde México, les expresó que liderará la oposición a Lasso, “nadie debe ser imprescindible, pero hay necesarios; y, yo temo que en este periodo soy muy necesario, creo que en el 2025 podemos ganar”, o sea, ya está en campaña. ¿A cuál Correa habrá que creerle?, ¿al que quiere que Lasso sea un Macri en Argentina, que fracase, para él retornar?, ¿o al que dice querer colaborar? (O)