Cuando se estudia la ciencia económica, la ley de la oferta y la demanda es una piedra angular para entenderla, como lo es el principio de la escasez, el de los retornos marginales decrecientes, y el del costo de oportunidad.

La existencia de la oferta y la demanda es un hecho incuestionable. Los principios sobre los cuales se construyen la curva de la demanda, que indica que mientras más baja el precio más aumenta la demanda, y que mientras más sube el precio esta disminuye, son enunciados sólidos. Igualmente, la curva de la oferta se sustenta en razonamientos de gran coherencia. A mayor precio, habrá más incentivo para producir y ofrecer el producto en el mercado, mientras más baja ese precio, menor el incentivo para producir y vender el producto. Es decir, la subida o bajada de precios tienen efectos opuestos sobre la oferta y la demanda.

Y la enseñanza de la economía en los países donde la droga se consume, predica a gritos esta realidad.

El Ecuador hoy sufre una tragedia de violencia, que se origina en el tráfico de drogas. Durante décadas, la estrategia fallida del mundo ha sido combatir el flagelo de las drogas, tratando de destruir la oferta. Pues bien, lo que los países consumidores que lideran esta estrategia, en especial los Estados Unidos, enseñan es que si la oferta disminuye el precio sube y habrá incentivos para que otros entren a producir.

La proliferación de drogas alternativas a la cocaína lo demuestra, y el fracaso de la estrategia de destruir plantaciones de coca y evitar que vaya esta a los Estados Unidos y Europa, lo comprueba.

En esta semana que concluyó, tuvimos en la Universidad Espíritu Santo la visita de un ilustre huésped, el diputado Español Adolfo Suárez, hijo del extraordinario presidente del mismo nombre, quien llevó a España exitosamente a la transición del fascismo a la democracia. En el interesantísimo diálogo que mantuvimos tocamos el tema de las drogas e hizo un comentario que me llamó mucho la atención, pues dijo que es más entendible que en un país con los recursos del Ecuador, que de todas maneras captura mucha droga, esta pase el control de los puertos, a que en países europeos, con recursos, gran control de fronteras, y mucha más tecnología, no se la detecte al entrar.

¡Qué verdad tan grande esa reflexión!. Y en los Estados Unidos, país con los satélites que nos pueden espiar hasta en el baño, la droga entra por tierra, mar y aire.

Un kilo de coca vale 7 a 15 veces más en un país de consumo de lo que vale en el país de tránsito. Ese margen permite que hasta los más eficientes y honrados sistemas se corrompan.

El más grande error de esta lucha es tratar de resolver un problema de oferta y demanda sólo por el lado de la oferta. Eso contradice todo los miles de textos de economía y lo que los premios Nobel de esta ciencia nos han enseñado, contradice a Adam Smith y contradice a Alfred Marshall, y por sobre todo, lo que la contundente evidencia de la historia demuestra con infinidad de ejemplos.

La legalización debe venir con el hecho de que los mismos Estados de los países productores controlen producción y regalen la droga a través de hospitales y centros de rehabilitación a quienes consumen, para que lo hagan supervisados y en tratamiento de desintoxicación. Esto tiene más lógica que una lucha en la cual las víctimas somos los países donde la pobreza hace que muchos estén envueltos en este negocio, porque tienen que subsistir.

Sorprende también que esta guerra tiene como campo de batalla las calles de los países productores o de tránsito, y no las calles de los países consumidores. Nunca he visto una persecución realmente tenaz y firme a los que la distribuyen en los grandes centros de consumo, ni a quienes producen en sótanos y lugares clandestinos drogas sintéticas de mucho mayor poder destructivo sobre el cerebro y la salud que la ya suficientemente perversa cocaína.

Si los países consumidores quieren ser coherentes con la teoría económica que predican, que es además muy cierta, deben mostrar qué se está haciendo por el lado de la demanda, para que entendamos el por qué es en nuestros países donde tenemos tanta violencia por el tema drogas debido a la lucha por el lado solo de la oferta.

Nadie puede argumentar que no hay que combatirla, es una plaga de la humanidad. Todos podemos exigir estrategias razonables y lógicas que hoy parecen no existir, porque el resultado de 50 años está a la vista. El consumo aumenta y el menú hoy es infinitamente mayor que hace varias décadas. (O)