En la batalla entre el bien y el mal, que es a lo que se reduce la eliminación de los subsidios en el Ecuador, pocas cosas tan frustrantes como la ilegitimidad de quienes pretenden que el lado del mal salga victorioso.

Lo primero que debemos recordarles es que en las últimas elecciones presidenciales, a las que se presentaron con las credenciales de haber destruido Quito en dos ocasiones, de haber causado daños en muchas partes del país, haber dejado sin agua potable a comunidades incluidas las de sus hermanos indígenas, de haber destruido sembríos, todo esto en nombre el pueblo del Ecuador, ese pueblo les dio una clara respuesta: obtuvieron el 5 % de la votación.

¿Para qué otra constituyente?

Por lo tanto, la ilegitimidad de la llamada a un paro nacional que involucre a todos los estamentos de la sociedad no puede ser más evidente. Si esas son las cartas credenciales con las cuales se presentaron a la elección y fueron rechazados, no pueden usar entonces el nombre del pueblo del Ecuador que los rechazó, los rechaza y los rechazará. ¡Basta de plantear acciones de orden colectivo en el país invocando al pueblo del Ecuador y su defensa!

Una cosa es que alguna persona o un grupo de personas propongan una nueva acción o propósito, y que pidan al pueblo que participe. Ya sabrá el pueblo si escucha esa nueva voz. Otra cosa es que una acción que ya haya sido rechazada con la contundencia del resultado electoral, sea nuevamente utilizada como muletilla, invocando la defensa del pueblo del Ecuador.

Gobierno, Conaie y FF. AA.

Los líderes de la Conaie nos ofenden cuando nos dicen a quienes los hemos rechazado en las urnas que hablan a nombre de nosotros y nos quieren defender. No necesitamos de su odio y claras intenciones anarquistas para que nos defiendan. Ya los sentenciamos en las urnas, como para que vengan ahora a ser nuestros supuestos defensores.

Comiencen entonces hablando con claridad y digan: a nombre de los contrabandistas, a nombre de los narcotraficantes, a nombre de quienes usan el diésel para maquinarias que destruyen nuestro país con la minería ilegal, a nombre de las empresas que se han privilegiado con el subsidio al diésel, llamamos a quienes quieran unirse al grupo traidor al Ecuador para que causemos destrucción y hagamos invivible al Ecuador. Ese es el discurso que deberían usar, no aquel en que se autoproclaman defensores de un pueblo que los rechaza y en muchos casos los aborrece, empezando por muchos segmentos del pueblo indígena, al cual engañan, manipulan y castigan cuando no siguen sus protervas intenciones.

Perdimos de vista al país

El pueblo indígena es en su inmensa mayoría noble, injustamente tratado en nuestra historia, postergado y olvidado. No merece que las dirigencias que han aparecido en los últimos años pretendan ser el reflejo de ese pueblo.

Y el resto del pueblo ecuatoriano, también en su inmensa mayoría noble, no merece que esa dirigencia, claramente vinculada a intereses antipatrióticos, claramente partidaria de los conceptos del libro “estallido”, claramente promotora de la anarquía, pretenda secuestrarlo y no dejarlo progresar. (O)