El Acuerdo BBNJ, o Tratado de Alta Mar, entrará en vigencia el 17 de Enero del 2026. La Asamblea General de la ONU, a través de su resolución 69/292 de junio de 2015, definió el inicio de este proceso, al establecer un Comité Preparatorio que elaboró las recomendaciones para este tratado internacional legalmente vinculante, protector de la biodiversidad en aguas internacionales.
El acuerdo deberá completar e integrar la gobernanza de los océanos, no re-escribirla. Su éxito se medirá por su capacidad de actuar como un ente integrador, mejorando la eficacia de las instituciones existentes y llenando vacíos críticos que estas presenten. Deberá ser el tejido conectivo para una gestión más holística y resiliente de la alta mar.
Debe articular a las organizaciones regionales de ordenamiento pesquero (OROPs). Si estas gestionan bien las especies objetivo y hacen cumplir las normas en sus jurisdicciones, el BBNJ no deberá interferir, sino aportarles nuevas herramientas para proteger los ecosistemas de los que dependen las poblaciones de especies que gestionan. Una OROP que gestiona con éxito el atún pero no tiene autoridad para detener una operación de minería de los fondos marinos cuya remoción de sedimentos podría devastar la red alimentaria del atún, necesita el apoyo del BBNJ. Proporcionaría la autoridad intersectorial, creando nuevos conceptos de áreas marinas protegidas y evaluaciones más amplias de impacto de la actividad humana sobre el mar.
En cuanto a la minería de los fondos marinos, el papel del BBNJ sería una salvaguarda vital y necesaria. Establecería un contrapunto centrado en la conservación frente al mandato orientado a los recursos de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), entidad nacida de la Convemar para que sus Estados miembros minen el fondo marino. Si propone a la comunidad mundial nuevos conceptos de áreas marinas protegidas y aplica el principio de precaución a través de evaluaciones legalmente vinculantes, el BBNJ garantizaría que los intereses de la biodiversidad reciban el mismo peso frente a las presiones de la extracción, protegiendo el medio ambiente de las profundidades marinas, un bien de toda la humanidad.
En suma, el valor del BBNJ reside en proporcionar esta integración. En conectar el trabajo de las OROPs competentes con otros organismos, para un enfoque integral de la gobernanza de la alta mar, hoy inexistente. Abordaría los impactos acumulativos de todas las actividades humanas, para que el todo se gestione con la misma eficacia que sus partes.
Todo esto requiere de acción colaborativa. Que los gobiernos ratifiquen y financien el Tratado de Alta Mar para lograr este nuevo nivel de cooperación. Que las OROPs hagan del BBNJ un poderoso aliado, aprovechando sus herramientas para asegurar la salud a largo plazo de los ecosistemas de los que dependen sus pesquerías. Que las ONGs continúen su rol como vigilantes y facilitadores, fomentando la colaboración entre estos organismos. Que las empresasencuentren en este sistema integrado de gobernanza la vía para asegurar la sostenibilidad de ecosistemas, negocios y mercados. (O)