Más allá de los resultados de la consulta popular y el referéndum, en el país se mantiene la esperanza pero a la vez existen enormes desafíos para lograr los cambios que se requieren, partiendo de la concienciación de los ecuatorianos de la realidad que se vive y el aporte necesario que se debe dar desde los ciudadanos. No se puede esperar resultados distintos si se sigue haciendo lo mismo, advirtió Einstein.
El país demanda estabilidad, consensos nacionales, un pacto social que redunde en beneficio de la mayoría de ecuatorianos y por ello rechaza a aquellos sectores políticos que llegaron a gobernar y que han sido protagonistas de grandes escándalos y actos de corrupción, que les ha llevado a algunos a la cárcel, con sentencias condenatorias ejecutoriadas y otros viven prófugos de la justicia y que quieren dar lecciones de moral desde el exterior, hasta llegar casi a la locura por sus ambiciones de poder.
Como han fracasado en sus intentos durante los últimos gobiernos, han impulsado acciones violentas y desestabilizadoras en busca del caos y la inestabilidad, como abiertamente se manifestaron durante la última movilización parcial del movimiento indígena, que terminó en un fiasco.
Eso explica la oposición de estos sectores a recibir ayuda militar extranjera en bases ecuatorianas cuando han estado del lado de los violentos, de la narco política, el narcotráfico y la minería ilegal. Que engañan con la manipulación de la manoseada defensa de la soberanía nacional, cuando permitieron la presencia ilegal de grupos irregulares armados extranjeros en territorio ecuatoriano, entre ellos de las FARC de Colombia.
El Ecuador demanda paz, seguridad, la solución de sus problemas económicos y sociales, la generación de fuentes de pleno empleo, mejorar la atención en la salud pública, calidad en la educación, avanzar en la reducción de la desnutrición crónica infantil, impulsar las políticas en favor del agro.
En medio del conflicto armado interno, continuar con firmeza en la lucha contra los grupos delincuenciales organizados transnacionales, el narcotráfico, la minería ilegal, la narco política y sus aliados, que tanto daño hacen al país y que buscan el caos y la desestabilización nacional.
Luchar contra la corrupción, que tanto afecta y que determina el desvío de ingentes recursos que pudieran servir para la atención a los sectores sociales y a los más vulnerables. Los políticos demagogos y populistas ofrecen pero con su doble discurso han saqueado las arcas fiscales.
Se requiere un cambio profundo en la administración de justicia y una reforma política estructural, que fortalezca la existencia de verdaderas organizaciones que hoy se han prostituido y multiplicado (233) y que solo lucran con la creación de empresas electoreras.
El Ecuador ha avanzado en la reducción del riesgo país, a pesar de vivir en medio de un conflicto armado interno, pero necesita mayor inversión extranjera y nacional y para ello debe garantizarse la seguridad jurídica y la confianza, que va más allá de un gobierno, como ofrecen los países vecinos. Por ello el bajo riesgo país que tienen a pesar de los problemas políticos, sociales y de seguridad que subsisten, pero que no alteran sus planes de desarrollo porque generan certezas y estabilidad. (O)