Los diferentes análisis en reacción a los resultados del referéndum y consulta popular han puesto en el debate público una multitud de causas que podrían explicar la votación que sorprendió a la mayoría de la población. Inmediatamente se han posicionado argumentos que giran alrededor de la naturaleza del voto. ¿Fue motivado por el miedo, dejando de lado a la razón? Actualmente la ciencia política ha incorporado a las emociones como una variable importante. Se ha avanzado en comprender cómo los individuos toman decisiones, dejando la idea que los individuos somos únicamente racionales. Las ciencias del comportamiento han incorporado a más de las emociones, las condiciones en las que se toman decisiones.

Dicho esto, es importante señalar que algunos analistas quieren intentar posicionar la idea del que el miedo manda en nuestra psiquis. Evidentemente no podemos negar que las condiciones en la que vivimos nos generan tal sentir. Sin embargo, la variable serviría para explicar una parte de la votación que recibió el sí. A la vez están tratando de justificar que la mala gestión y falta de resultados por parte del Gobierno podría continuar por un supuesto (falso) “de miedo al cambio”. Me parece que en esta ocasión la ciudadanía racionalizó su voto a partir de eventos como la marcha ciudadana de Cuenca y su mensaje respecto a la protección del agua, el paro nacional y un vacío de proyecto de país. Respecto al primero el Gobierno cambió de posición en su discurso tratando de impulsar una imagen que protegía al ambiente (contradiciéndose); la desmesurada represión del paro termino por develar el rostro autoritario del gobernante de turno, y la falta de una propuesta clara y coherente de quien proponía someternos a un periodo de incertidumbre social y político, no son solo detonantes emocionales.

Por otro lado, ciertos críticos del no, señalan la poca racionalidad del voto. Sin embargo, el Gobierno y voceros como Ricaurte y Castillo, entre otros, mostraron un nivel paupérrimo de argumentación, lo que evidentemente provocó no solo desconfianza, sino que llevó el voto en otra dirección. Me parece que existe un hartazgo al abuso de la política del show de TikTok.

En la discusión pública nos hemos centrado en las razones del no y se ha quedado de lado tratar de comprender los argumentos del sí, ¿se pueden reducir al miedo?, ¿al anticorreísmo? Este último parece mostrar un escenario ambiguo, pues si bien un sector apoyó el sí, otro fue por la segunda opción.

Lo que se resalta es el apoyo que recibe nuestra endeble democracia. La desconfianza al CNE parece desvanecerse, y se ha dado un claro mensaje a las actitudes autoritarias del presidente. ¿Los cambios de dónde vendrán? Si hubiese existido una plataforma ciudadana con una alternativa clara sobre los cambios necesarios para la Constitución, otra hubiese sido la historia. Se requiere entonces que los ciudadanos se activen y emprendan dicha tarea, donde pueda perfilarse un rumbo para el país. Por último, el presidente parece no haber entendido el mensaje, basta ver el movimiento de ministros y su apresurado viaje a EE. UU., ¡qué lástima! (O)