Rusia y Estados Unidos tienen armas nucleares (en manos de Putin, Trump y sus secuaces). Qué terror. China, India, Francia, Reino Unido e Israel son naciones con armas nucleares registradas. Luego están todas las armas nucleares posibles, probables, convenientes: las de Irán. Las que según Bush tenía Irak y que justificaron una invasión desastrosa (2003) cuya onda expansiva aún envenena. Y nadie ha visto hasta la fecha prueba alguna de la existencia de esas armas de destrucción masiva. La única destrucción que nos consta es el alud provocado por los EE. UU. desde la Guerra Fría: su apoyo para derrocar a Allende en Chile y posesionar al régimen criminal de Pinochet, su complicidad con la Junta argentina que como sus vecinos torturó y desapareció a decenas de miles de personas (Uruguay, Brasil y Nicaragua). Intentaron los EE. UU. también “salvar” a Vietnam, Corea, Afganistán donde armaron a los muyahidines, combatientes islamistas precursores de los talibanes. Son demasiadas las guerras y dictaduras donde EE. UU. ha entrado y salido dejando a su paso montañas de huesos, miseria y rencor.

Normas ambientales de la UE y su efecto en la región

Si algo de bueno traía Trump era la ilusión que vendía de no querer involucrarse más en los asuntos del mundo. Pero ya desde el principio de su administración empezó a decir y hacer barbaridades: Gaza, un resort de lujo; Ucrania, culpable de su guerra por no aceptar la invasión rusa; negó asilo a refugiados de terribles guerras y penuria económica, pero alfombra roja para los blancos “perseguidos” de Sudáfrica. ¿E Irán? “No sabemos lo que haré o no haré, ya lo veremos en dos semanas”, dice para expresar: mírenme qué poderoso soy decidiendo mi jugada en un juego para el que soy inepto e ignorante (pero me he asegurado de rodearme de ministros que no me hagan sentir inferior porque son aún peores que yo).

En manos de psicópatas está el mundo mientras sus habitantes observamos con horror este espectáculo del que depende nuestra vida, esta feria de vanidosos que al borde de una guerra nuclear se pavonean en sus palacios dorados alardeando de sus enormes y erectas astas de bandera. Y qué decir de la infame cacería de migrantes convertida en un show cuyos espectadores aplauden la crueldad porque llevan años consumiendo mentiras que los han llevado a temer y odiar a los más vulnerables. Es un reality show obsceno donde a los gobernantes honestos e inteligentes se los humilla, se les obliga a escuchar necedades, a sentarse junto a estos payasos y negociar con ellos mientras que a los ciudadanos que protestan contra la injusticia se los condena.

Israel, Irán y los BRICS+

Un gobernante debería ser la persona más sabia, humilde y moderada de la comunidad. Desapasionada, reflexiva, de esas que inspiran y siembran paz con palabras de reconciliación, solidaridad y con acciones minuciosamente planificadas: proyectos a futuro, soluciones efectivas y sobre todo basadas en la justicia y en hechos verificables. Pero tenemos todo lo contrario: tipos vengativos, mentirosos, impredecibles. Tiranos enamorados de sí mismos que se rodean de aduladores y no toleran la crítica. Pastores mesiánicos que conducen a ovejas propias y ajenas al matadero para erigir sobre sus cadáveres el templo de su poderío. (O)