En un tuit fechado el 3 de mayo el presidente Guillermo Lasso informó a la ciudadanía sobre la venta de 12 millones de barriles por un valor total de $ 1.100 millones, lo cual indica que el precio de venta fue de 92 dólares por barril. El precio actual del West Texas Intermediate (WTI), que es el precio de referencia en el mercado internacional, es de $ 108. La diferencia de $ 16 ($ 108 - $ 92), es el descuento que se le aplica al petróleo ecuatoriano, pues es de inferior calidad comparado al WTI. En esta venta en particular, el descuento de $ 16 es más alto del que se observó a fines del año 2014 ($ 14), que ya era un récord histórico, según cifras del Banco Central.

Si se utilizan los estimados que el Gobierno calculó en 2018, el petróleo ecuatoriano podría extinguirse en 20 años.

Por otro lado, el precio que se utilizó en la preparación del presupuesto del 2022 fue de $ 59 por barril, muy por debajo del precio de venta mencionado ($ 92). La diferencia entre ambos precios es de $ 33 ($ 92 - $ 59) que, multiplicado por los 12 millones de barriles vendidos, resulta en un excedente no presupuestado de $ 396 millones. Sin embargo, no todo este valor va al fisco, pues aproximadamente el 55 % tiene que destinarse a subsidiar la importación de derivados, que también han subido de precio. Por lo tanto, el excedente petrolero de esta venta, lo que iría neto al fisco, sería $ 178 millones.

Se espera que en el curso del presente año se realicen ventas similares, y que podrían multiplicar por diez lo que va al fisco. Cabe entonces preguntarse cuál será el destino de los $ 1.780 ($ 178 x 10) millones. El ministro de Finanzas, Simón Cueva, afirmó a Bloomberg en marzo de este año que a estos recursos imprevistos se les dará un uso “prudente, honesto y transparente”. En las mismas declaraciones el ministro insinuó que serían utilizados para cerrar el déficit fiscal de 2022.

Un ejemplo de manejo prudente, honesto y transparente del excedente petrolero es Alaska. Desde 1976 este Estado ha logrado acumular un “fondito” de $ 61.000 millones que ha permitido otorgar bonos navideños todos los años a sus 600.000 habitantes. Dependiendo del excedente petrolero el monto del bono varía cada año, pero un promedio histórico se podría calcular en $6.000 por familia.

Por otro lado, el economista holandés Bob Traa, estudioso de la realidad ecuatoriana y de larga trayectoria en el Fondo Monetario Internacional, nos alerta sobre la necesidad de usar estos fondos de manera anticíclica, es decir, cuando el precio del petróleo esté a la baja o, en última instancia, cuando las reservas del crudo ecuatoriano se hayan agotado.

El economista nos advierte sobre la no renovabilidad del petróleo y la dependencia de nuestras cuentas fiscales con respecto a este recurso que no tiene mucho futuro a mediano plazo.

La British Petroleum estimó en el 2016 que las reservas ecuatorianas eran de 8.000 millones de barriles. Con este estimado, Traa calcula que este recurso se agotará en aproximadamente 30 años. Y si se utilizan los estimados que el Gobierno calculó en 2018, en el orden de 4.800 millones de barriles de reserva, el petróleo ecuatoriano podría extinguirse en la próxima generación. Es decir, en 20 años. (O)