La fórmula de los miembros del Foro de Sao Paulo es llegar al poder por la vía democrática, luego perennizarse cambiando las reglas de juego a través de una constituyente que elabora una constitución que es un traje a su medida.

Llegaron al poder por la vía democrática del voto Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, aplicaron la fórmula del Socialismo del Siglo XXI; a Daniel Ortega le resultó más barato, la obsecuente Asamblea de Nicaragua aprobó la reelección indefinida.

Estado de derecho

Los mismos que dinamitaron la democracia, ahora reunidos en ese club de dictadores llamado Grupo de Puebla, que corrompieron a la sociedad, amordazaron a la prensa libre, judicializaron la protesta social, encarcelaron a los dirigentes que se oponían al autoritarismo, que debilitaron a las Fuerzas Armadas; cooptaron la justicia, saquearon impunemente las arcas estatales, que pretendieron perennizarse en el poder; que organizaron hordas de maleantes para reprimir brutalmente a las protestas sociales. Esos mismos que sumieron a los pueblos en la más absoluta pobreza, destruyeron la capacidad de reacción y la voluntad de lucha de la sociedad y gobernaron a punta de garrote, pretenden volver al poder.

Síndrome de candidato

Rafael Correa que ejerció el poder por diez largos años, desde que lo dejó no ha tenido una actividad que no sea conspirar, su obsesión por regresar al país no ha sido para cumplir la sentencia a ocho años de prisión por el caso Sobornos, sino con el único interés de apoderarse del poder para el resto de su existencia, al igual que su colega nicaragüense Daniel Ortega, un dictador más corrupto y represivo que la dinastía de los Somoza; su estrategia ha consistido en propagar mentiras y difamar sistemáticamente a los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso, que considera sus adversarios; no contento con eso, apelando a la violencia política ha dirigido acciones desestabilizadoras.

En una entrevista con el diario español El País, Rafael Correa reveló los planes de ganar su candidata en las elecciones de agosto:

Convocar a una Asamblea Constituyente, para reformar la Constitución. Permitir la reelección indefinida de autoridades de elección popular, declarando “inválida” la consulta popular que lo prohibió en 2018, para regresar a los orígenes de la Constitución de 2008. “Poner nuevas autoridades del Estado”, refiriéndose a las autoridades de control que fueron designadas a partir del Consejo de Participación Ciudadana de transición, también aprobado en la consulta de 2018. Eliminar los procesos y sentencias judiciales en su contra, porque “obviamente con una victoria nuestra se derrumba inmediatamente porque todo es político”. Volver a ser candidato presidencial una vez que “se derrumben los casos judiciales” y “si declaramos inconstitucional esa consulta (2018)”. Que la fiscal general, Diana Salazar, se enfrente a la “verdadera justicia”, una vez que pierda “la protección del Estado”.

Los dictadores se creen imprescindibles, insustituibles, encumbrados en su vanidad y en su falso mesianismo, no terminan de aprender las lecciones de la historia, se vuelven adictos al poder y tratan, a toda costa, de perennizarse y proclaman “la dictadura perpetua”. (O)