La inteligencia artificial (IA) puede considerarse como la nueva alfabetización del trabajo. Quien no la aprenda quedará fuera de los oficios mejor pagados, de la conversación pública y, pronto, hasta de las tareas cotidianas. Un experimento del MIT con profesionales en tareas de redacción halló que, con Chat GPT, el tiempo de elaboración cayó 40 % y la calidad subió

‘Unbossing’ y la gestión del cambio

18 %. A escala macro, McKinsey estima que la IA generativa por sí sola podría añadir entre 0,1 y 0,6 puntos porcentuales de crecimiento de productividad laboral al año hasta 2040. En este nuevo mundo competirán nuestros emprendedores y exportadores. En manufactura, la IA ya no es piloto, por ejemplo, BMW la usa en inspección de superficies y control de calidad para detectar defectos que se escapaban al ojo humano. Esto ocurre hoy en plantas como Múnich y Ratisbona. Mientras, robots colaborativos que trabajan junto con personas ya representan alrededor del 10,5 % de las instalaciones de robots industriales en el mundo, abaratando la entrada a la automatización para pymes. La evidencia en fábricas muestra que la IA eleva la productividad.

Para los encargados de planes maestros del país, deben considerar que en los sistemas de control industrial la IA ya es parte de los DCS/Scada modernos a través del mantenimiento predictivo. Siemens documenta casos donde algoritmos analizan condiciones y recomiendan intervenciones antes de la falla. ABB reporta que su plataforma Genix puede mejorar la productividad hasta 8 %, reducir costos de mantenimiento hasta 15 % y alargar la vida de activos hasta 25 %. En industrias de márgenes estrechos, esos puntos son la diferencia entre exportar u operar a pérdida. Las universidades también se mueven. La Universidad de Florida creó, con Nvidia, una alianza de $ 70 millones y una supercomputadora para llevar la IA a todas las carreras, lo cual es una apuesta transversal de “IA a través del currículo”. En América Latina, el Tec de Monterrey lanzó su propio ecosistema y programas de formación para directivos sobre IA generativa para productividad.

Cultura para todos

La alfabetización en IA ya es política académica, no moda tecnológica. Entonces, ¿qué significa el analfabetismo digital en 2025? No es solo no saber prender u operar un computador, es no saber conversar con algoritmos, verificar lo que producen y usar la IA para escribir, vender, diseñar, planificar mantenimientos, enseñar y aprender. Es creer que pedirle a una máquina un primer borrador o información sumariada es “hacer trampa”, cuando en realidad el trabajo valioso está en el criterio, como editar, contrastar, dirigir y decidir. Si queremos que Ecuador exporte más y mejor, que los jóvenes encuentren empleos de alto valor y que las pymes sobrevivan al próximo ciclo tecnológico, debemos dejar atrás la idea de que la IA es “magia” o “comodidad”. Y pensar que es la escritura, lectura y aritmética del siglo XXI. Quien no aprenda a tener criterios para el uso de las herramientas tecnológicas quedará fuera, y no por culpa de un decreto, sino por una realidad productiva que ya cambió, dado que la verdadera comodidad sería negarnos a aprenderla. (O)