Muchos pensadores consideran que los libros son necesarios porque transmiten conocimiento y valores y porque estimulan el razonar críticamente y la imaginación creadora. ¿Se lee en el Ecuador? ¿Se lee en las ciudades grandes; se lee en las pequeñas? ¿Cuánto se lee? ¿Quiénes leen? ¿Quién publica los libros? ¿Dónde se publica más; dónde menos? Todas estas preguntas, y sus posibles respuestas, son relevantes para fomentar la cultura del libro y la lectura y para potenciar un sector productivo que merece el apoyo de los sectores públicos y privados. La publicación de libros habla del país que somos y que queremos ser.
Una estupenda iniciativa de la Cámara Ecuatoriana del Libro nos presenta las Estadísticas del libro en Ecuador 2024, que recoge información sustantiva para comprender el estado del libro en nuestro país. Una serie de análisis cuantitativos “permite mirar con mayor precisión cómo se comporta el sector editorial, qué avances hemos logrado, cuáles son los desafíos persistentes y qué oportunidades se abren en el camino”, asegura Fabián Luzuriaga, actual presidente de la Cámara. Esta investigación merece difundirse y discutirse, pues resulta de la colaboración entre editoriales, librerías, distribuidores, autores, e instituciones públicas y privadas.
En este estudio se destaca el auge de la producción editorial, pues, si en el año 2020 se publicaron 4.349 títulos, en 2024 alcanzaron 7.616, lo que supone un incremento de casi el setenta y cinco por ciento. También en 2024 se imprimieron más de diecinueve millones de ejemplares, casi cinco veces más que en 2023 y más de siete veces con respecto a 2020. Muy significativo es también el hecho de que en 2024 las publicaciones en formato digital llegaron casi al cincuenta y cinco por ciento. Parece que estamos leyendo más en pantallas que en papel, pero, en cualquier caso, todo hace suponer que existen lectores.
Las estadísticas nos señalan realidades que son un punto de partida para tomar acciones y ampliar los espacios de producción y circulación de libros. Por ejemplo, el PDF es el formato más popular en las ediciones digitales; también se revela que quien más publica –casi hasta llegar a un setenta por ciento– son editoriales o empresas (editor persona jurídica) por encima de los autores-editores y del editor persona natural. Hay, pues, un desarrollo de una industria editorial. En 2024, en Pichincha se publicaron 4.213 títulos; en Guayas, 1.100; en Azuay, 425; en Loja, 341; en Los Ríos, 122; en Cañar, 68; en Napo, 5; en Morona Santiago, 2.
También nos enteramos de que, por temas, las ciencias sociales es lo que más se publica. ¿Está bien que el sector público lidere la producción de libros? Estadísticas del libro en Ecuador 2024 trae además reflexiones certeras: Leonardo Valencia cuestiona la falta de espacios culturales en la prensa nacional; Milagros Aguirre revela el duro oficio de ser editor; Jossué Baquero señala que los libros académicos llevan mensajes socialmente necesarios; y Gustavo Salazar aboga por contar con más y mejores bibliotecas. Según la Cámara, se trata de trabajar por un Ecuador más lector, esto es, por un mejor país. (O)