La salud pública está en cuidados intensivos y necesita con urgencia salir de ese estado y enfrentar varios desafíos. No solo cubrir las necesidades urgentes, medicamentos e insumos fundamentales, sino el acceso a la atención primaria y trabajar prioritariamente en la medicina preventiva y no solo la curativa.
Es fundamental que el gobierno defina políticas y mejore la gestión de salud, enfrente la descoordinación entre instituciones e incluso con el Seguro Social y establezca la historia clínica digital única, como sugirieran prestigiosos expertos médicos y salubristas.
La vicepresidenta de la República está encargada del manejo del sector y empeñada en resolver los problemas, como ya enfrentara antes el programa de la desnutrición crónica infantil. Dispuso al Ministerio de Salud un análisis profundo de la situación de los hospitales, centros de salud, abastecimiento de medicinas e insumos, procesos de compra y contar con información real para tomar decisiones rápidas y responsables, aunque esto debió hacerse mucho antes.
La vicepresidenta debiera dejarse asesorar y rodearse de un equipo de profesionales de la salud con amplia experiencia. Más aún cuando hace tres meses el Ejecutivo, mediante Decreto 108, creó el Comité Nacional de Salud Pública y estableció que quien debía presidir era el Ministerio de Salud e integrar la vicepresidenta, la ministra de Economía, la secretaria de la Administración, el secretario de Integridad, representantes del IESS, de la Secretaría de Planificación y otros invitados permanentes.
Entre los desafíos de cambios estructurales sugeridos consta la necesidad de superar el centralismo, la superposición de procesos técnicos y administrativos y la frecuente incompetencia en la gestión de la salud pública. Para superar la visión curativa, mejorar la calidad del gasto, priorizar inversiones en la promoción, educación y comunicación de las condiciones de vida en un ambiente saludable, con la prevención de enfermedades más frecuentes (diabetes, hipertensión, cáncer), la preparación frente a epidemias y potenciales pandemias.
El fortalecimiento de la atención primaria de salud con la descongestión de los hospitales, la modernización de la gestión hospitalaria con liderazgo técnico en cargos directivos y de la administración de estos centros.
Según los expertos, para combatir la corrupción en las compras en salud, establecer un régimen especial de adquisiciones que incluya la obligatoriedad institucional de planificar sectorialmente que beneficie a las economías de escala, con supervisión cercana de la contratación de servicios externalizados en hospitales. Procesar las denuncias reiteradas de la Comisión Nacional Anticorrupción.
La creación de un marco legal para la atención de las enfermedades catastróficas y raras en el que se definan las coberturas, procedimientos y financiamiento que le corresponde al Estado. Para dar continuidad a las acciones, más allá de los cambios administrativos y de gobierno, establecer un plan nacional estratégico de salud, con respaldo político y suficiencia técnica y financiera, con definición de objetivos y metas a nivel territorial. Queda tanto por hacer y casi se han perdido dos años. (O)











