Lo que ocurrió en la Asamblea Nacional con el planteamiento de una asambleísta para retomar el juicio político al expresidente Lasso es una verdadera vergüenza.
Pone al descubierto que hay un grupo que impulsó esta reactivación, que no tiene ni la más mínima idea de la legislación ecuatoriana, peor que la entienda.
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Volvimos a presenciar el grado de mediocridad de algunos asambleístas, que no merecen estar en ese cuerpo. Pero he allí el famoso Código de la Democracia que no pretende otra cosa que embutir en cargos políticos a gente sin conocimiento de lo que debe hacer, casi analfabetos funcionales, con la sola finalidad de imponer la voluntad de otros mediocres.
Es inadmisible que dirigentes políticos no se compadezcan del pueblo ecuatoriano y que usen la representación entregada solamente para satisfacer apetitos personales, indescriptibles y despreciables.
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Son los mismos que pregonaban soberanía y luego la pusieron de rodillas frente a gobiernos internacionales e impusieron una constitución no meditada para nuestra realidad. Son los mismos que hoy pretenden enjuiciar por plagio en una tesis a una fiscal legítimamente designada, pero que callaron cuando su vicepresidente se graduó con una tesis evidentemente copiada, y que finalmente ridiculizan una sentencia ejecutoriada, por razones que en su tiempo fueron aceptadas por el aparato judicial, con tal de declararse víctimas.
Hoy, con absoluta desfachatez sacan a voceros que no hacen más que seguirlos hundiendo, por su absoluto desconocimiento y mediocridad, no hay intervención de ninguno de ellos que no demuestre eso. (O)
José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito