El pueblo decidió en consulta popular que en el sistema electoral debemos votar entre listas de manera que facilite al elector escoger entre listados alfabéticos, que de entre decenas de nombres, lo cual es diferente. Por lo tanto el que recurra por interés político o ilegal y no nacional, al fundador de un partido a ofrecerle ‘servicios’, camisetas, coimas, etc., para estar entre los primeros nombres de la lista, ya no lo podrá hacer, ya que la condición de entre listas exigiría que los partidos políticos hagan las elecciones primarias con listas en orden alfabético.

Está visto que a los políticos acostumbrados a prevalecer por sus influencias más que por conocimientos y servicios, no les favorece el voto entre listas sino el de plancha. Explico el beneficio de votar entre listas: no es el Estado el que tiene que escoger en primera instancia a los mejores candidatos, sino el partido político; por ejemplo, cuando en la función pública se requiere una autoridad de control, se pide a las instituciones primarias como son Poder Ejecutivo, Poder Judicial, Asamblea Nacional, Contraloría General del Estado, Fiscalía General del Estado..., que envíen una terna. Para la elección de asambleístas, la forma de participación sería que por parte de los partidos políticos, antes de sus elecciones internas, en las listas alfabéticas de candidatos escojan a tres entre diez candidatos iniciales de cada partido; escojan las ternas pertinentes entre los mejores puntuados, con una certificación de un notario, y las envíen al Consejo Electoral; y se les recuerde que la ubicación de los asambleístas y sus suplentes será, en orden alfabético, por el número de votantes que los auspicien. (O)

Salvador Loffredo Autheman, ingeniero civil, Guayaquil