Ciertos asesores de la desestabilización, para confundirlo, le estarían susurrando al presidente la propuesta de que en el sistema bicameral la cámara del senado esté integrada a más de senadores funcionales, de senadores vitalicios que serían todos los expresidentes de la República y con ello se impedirá la fiscalización a la gestión de su Gobierno; es decir, le ofrecen un chaleco de impunidad.
El sistema bicameral ha sido rechazado varias veces por el pueblo. Imagínense un senado con todos los expresidentes del Ecuador en una curul para la cual no fueron elegidos. ¡Existe hermetismo en cómo estaría integrada la cámara del senado! Si el senado estaría integrado por un senador por cada provincia, el presidente Guillermo Lasso solo ganaría en dos provincias, en el resto del país ganaría la revolución ciudadana y un partido indígena; entonces tendría el senado totalmente de oposición. Es mi percepción que al presidente no le gustan los cantos de sirenas. El elevado respaldo a la gestión del presidente es por su excelente plan de vacunación 9/100 y por el inicio de la reactivación económica, que se siente. Cambiar la actual Asamblea (unicameral), por otra, bicameral, sería duplicar la corrupción. La bicameralidad no es necesidad urgente, no es trascendental, nadie la pide; senadores llamado funcionales designados a dedo y no por el pueblo (25 senadores funcionales fueron en la Constitución de 1945, y 12 senadores funcionales en la Constitución del 46). Más grave son los senadores vitalicios si al senado llegan todos los expresidentes de la República sin haber sido electos por el pueblo; ¡recordemos los nombres de expresidentes que estarían sentados en el senado de por vida! (O)
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Franklin Washington Moreno Quezada, doctor en Jurisprudencia, Guayaquil