Allan Lichtman, el “Nostradamus de las elecciones”, es un historiador estadounidense que ha vaticinado los resultados presidenciales en su país desde 1984. Junto a V. Keilis-Borok ideó un sistema que aplica patrones geofísicos para hallar escenarios de estabilidad o inestabilidad del partido de Gobierno. La combinación de algoritmos con la historia de Estados Unidos le ha permitido acertar ganadores y perdedores en elecciones y reelecciones.

El sistema predictivo cuenta con trece claves, que resumo: 1) Tras las elecciones de medio término, el partido en el poder ganó más escaños en la Cámara de Representantes. 2) Ningún rival desafía al presidente en primarias. 3) El presidente busca la reelección. 4) No hay tercer candidato significativo. 5) La economía no está en recesión. 6) El crecimiento económico per cápita es igual o mayor que en los dos períodos previos. 7) El Gobierno ha logrado cambios en política nacional. 8) No ha habido conflictos sociales en su período. 9) No hay escándalos relacionados al Gobierno. 10) El Gobierno no ha tenido fracasos importantes en política exterior o temas militares. 11) El Gobierno ha obtenido gran éxito en temas militares o política exterior. 12) El candidato es carismático o héroe nacional. 13) El rival no es carismático ni héroe nacional. Contar con seis o más claves negativas conllevaría una derrota electoral.

En octubre de 2020 Lichtman publicó The Keys to the White House: Final Prediction for the 2020 Election, donde asigna a Trump siete claves desfavorables, incluyendo la pandemia, el impeachment y conflictos raciales. Poco amigo de encuestas y campañas, Lichtman sostiene la importancia de tener la visión panorámica del contexto para una correcta predicción, y la necesidad de que los candidatos participen en debates sustantivos, fundamentando su plan de gobierno, el perfil del gabinete y los decretos ejecutivos para los primeros 100 días. Varios de estos ya fueron firmados por el nuevo presidente Joe Biden, en cuanto a temas ambientales, económicos, de inmigración, pandemia y sistema judicial.

Cuando el candidato Guillermo Lasso anunció la estrategia de Los 100 minutos (julio, 2020) se lo tildó de ingenuo. Pero tal declaración implica, más bien, un inteligente análisis previo de los proyectos de ley, reformas e innovaciones urgentes a ser tramitados, de entrada, por las instancias constitucionales pertinentes, para contrarrestar el caos institucional y la ineficiencia administrativa estatal en materia de inversión, para generar empleo, tributación, salud, seguridad, educación, cultura, medioambiente, agricultura, tecnología, corrupción.

El próximo 7 de febrero los ecuatorianos decidiremos el porvenir de la democracia. Juzgaremos si el partido que gobernó el país por más de diez años merece seguir en el poder (con algún “pichón de dictador”) o si es hora de despertar del inmovilismo político y participar activamente en un proceso integral de cambio, conducido por una persona de exitosa trayectoria y cuya visión compartimos: ser una sociedad democrática y republicana, libre y abierta, próspera y solidaria.

¡Gran oportunidad para resignificar la noción de Patria! (O)