Algunos candidatos han referido la conveniencia de internacionalizar el sistema financiero. No obstante, no especifican las reformas necesarias para lograrlo. Esta reforma es el complemento natural de una economía dolarizada. Vale la pena analizar qué medidas son necesarias para que el Ecuador atraiga a la banca extranjera, todo lo cual derivaría en que los ecuatorianos tengamos acceso a un mayor volumen de crédito y tasas más bajas.

La estrategia fracasada es el modelo de represión financiera: pretender obligar a los actores financieros a bajar las tasas, dirigir el crédito a sectores considerados estratégicos e imponer barreras al flujo de capitales.

¿Cuál es la alternativa? El modelo de integración financiera que consiste básicamente en simplificar las regulaciones y en eliminar todo impuesto y restricción a los movimientos de capitales. De esta manera podremos nutrirnos del ahorro externo. Esto sucede en Panamá, donde sus depósitos y cartera de créditos superan el PIB nacional y aquí apenas llegan a alrededor de un tercio del PIB.

El tamaño no importa. Nótese que entre los centros financieros estrella del mundo se encuentran varias economías pequeñas como Panamá, Hong Kong y Singapur. Tampoco es cierto, en el caso de Panamá, que esta economía nació internacionalizada debido al canal. Su centro financiero de fama internacional es una creación relativamente reciente: Panamá tenía un sistema financiero muy parecido al nuestro, con escasa presencia de la banca internacional, hasta 1970 cuando implementó una ley de reforma bancaria.

¿Qué tienen en común estos centros financieros? Tienen sistemas tributarios sencillos y competitivos, al menos dentro de su región. Esto es, es relativamente fácil cumplir con los impuestos y su presión tributaria está por debajo del promedio regional. Esto implica que en Ecuador tendríamos que adoptar una reforma tributaria que nos vuelva más atractivos a los capitales extranjeros que aquellos sistemas financieros con los que pretendemos competir. Además, nótese que el sistema tributario de estos centros financieros es territorial: solo tributa la renta generada dentro del país.

Estos centros financieros tienen en común la ausencia de un banco central que funcione como prestamista de última instancia y que pretende ejercer una política monetaria. En estos países funciona el mecanismo de ajuste automático. Como explica el economista Steve Hanke de la Universidad Johns Hopkins: el sistema financiero de Panamá opera como un pequeño lago conectado a un océano de liquidez mundial. Cuando hay escasez de crédito en el mercado doméstico, los bancos extranjeros repatrían con el clic de un mouse los capitales que tienen afuera y lo hacen precisamente buscando mayores retornos.

Entre otras cosas, en estos centros financieros no existen topes para las tasas de interés, práctica que lejos de lograr un crédito más barato y abundante, simplemente expulsa a los sujetos de crédito de menor calidad al sector informal.

¿Qué candidato ofrece propuestas que nos acerquen más al modelo de integración financiera? Una pista: aquellos que hablan de mayores regulaciones y mandatos para decirle a usted qué puede y no debe hacer con sus dólares van en la dirección contraria. (O)