Que Diego Armando Maradona “encarnaba a América Latina”, y lo mismo sin rubor dijo cierta persona de Fidel Castro, del Che Guevara y de Chávez. Igual piensa sobre Maduro, Morales, los Kirchner y Daniel Ortega.
Él puede creer lo que quiera, pero se nota que lo dice frecuentemente y entonces no duda en afirmar que el futbolista “encarnaba” (representaba, personificaba) a “todos” los latinoamericanos. Está convencido de que él también encarna a la región, y como los otros, de la misma calaña, dice ser ejemplo “para el hombre nuevo de Latinoamérica”. Yo me quedo con el titular: ‘Fútbol del mundo llora a Maradona’ y punto. Sí, se trató de un futbolista fantástico, maravilló a todos con sus habilidades, por eso fue comparado con Pelé; por todo lo que hizo dentro de la cancha deslumbró, inclusive cuando hizo trampa –no fue la única vez– y metió un gol con la mano en un mundial (México 1986), y en otro (Estados Unidos 1994) dio positivo por dopaje. Aún así, el fútbol mundial lloró su partida definitiva. Pero no creo que la mayoría de la gente lloró por ese deportista, ciudadano que lamentablemente no era buen ejemplo para nadie ni siquiera para los futbolistas. Que todos los seres humanos acusan defectos, desde luego. Que unos son mejores y otros peores, sin duda. Que siempre es posible reivindicarse o radicalizarse, no hay discusión. Pero asegurar, como lo hizo un personaje de marras, que Maradona encarnaba a América Latin, vale solo para volverlo semejante a la corrupción, indisciplina y graves problemas de la región donde él, Castro, el Che, Chávez, Kirchner, Morales, Ortega y otros, son los mayormente responsables de la penosa situación que se vive. Que nuestros pueblos rechacen a quienes dicen encarnar anhelos de bienestar; ellos son sepultureros de naciones. Emúlense los buenos ejemplos, no los malos. (O)
Jorge Gallardo Moscoso, avenida Samborondón