Corría el año 1981 y en el sorteo para la medicatura rural me tocó San Antonio de Las Aradas, en una montaña, un caserío que se lo vislumbraba cuando la neblina se había esfumado. El arribo era a través de mulas o caballitos.
Por suerte, una compañera me dejó su localidad de Lucero, hermoso paraje donde finalmente hice mi medicatura rural, fui médico, profesor de colegio, de Inglés, Educación Física. En Cariamanga, cantón precioso, laboraba un entrañable amigo y compañero, el doctor Jorge Luis Bonilla Benítez, quien decidió compartir en mi subcentro su residencia, y en las tardes a su regreso, el artículo más importante que compraba para sobrevivir a la soledad era EL UNIVERSO, el periódico que calmaba nuestra ansiedad de vivir las noticias, la muerte de Jaime Roldós, presidente eterno en nuestros corazones. Mi amigo sabía que aunque no trajera alimentos de primera necesidad, el Diario nos alimentaba el periodo de supervivencia.
Hoy, 39 años después, sigo a EL UNIVERSO, soy suscriptor y fiel lector en físico. Gracias por ser el mejor diario de nuestra querida nación. (O)
Carlos Alberto Solís Beltrán, médico internista, Guayaquil