El dicho popular que titula este escrito puede entenderse como un acto de consentimiento ante una propuesta; también suele escucharse “el que calla, otorga”, aplicado en situaciones en las que una persona señalada por alguna actuación, al no manifestarse en su defensa, con su silencio da oportunidad a que se infiera su aceptación de responsabilidad.
Callar es la práctica diaria de los actores políticos aparentemente no implicados en la cadena de sucesos lamentables de corrupción que desfilan ante nuestros ojos cada día y que logran sobrevivir hasta una semana en la agenda noticiosa, para luego caer en el olvido porque otras ‘novedades’ distraen la atención de las audiencias y de los cronistas.
En los quince días recientes han sido materia de escándalo los manejos poco transparentes y no bien controlados de los fondos de la seguridad social de la Policía. La ministra María Paula Romo señaló el hecho.
Como si se tratara de un acto de ilusionismo, en el que los espectadores dudan de lo que es real o no, se habla de entre $ 500 millones y $ 800 millones que debían ser invertidos para obtener beneficios, pero aparentemente no están respaldados.
Sería largo enumerar las explicaciones dadas al respecto. En resumen, como dijera el comediante mexicano Eugenio Derbez a través de su personaje el Longe Moco –monge loco–: “Nadie sabe, nadie supo; fue horrible, fue horrible”. Los actores involucrados en custodiar esos fondos tienen parte de responsabilidad, pero nadie la asume. Se escucha cantar: “De tin marín de do pingüé, cúcara, mácara, títere fue, yo no fui, fue Teté, pégale, pégale que ella fue”. Hasta de parte del ente de control se enunció: “Hemos sido engañados”.
¡Y qué decir del escándalo de la proyectada construcción del hospital de Pedernales (deuda social del correísmo por el terremoto del 2016)! Lo nuevo ha sido el revelador testimonio del contratista José Véliz, procesado por delincuencia organizada junto con los exasambleístas Daniel Mendoza y Eliseo Azuero y otras 16 personas desde junio de este año.
Véliz reconoció que el Consorcio Pedernales-Manabí no tenía la experiencia específica requerida en los pliegos de contratación para realizar la construcción del hospital de Pedernales y que su oferta económica no era la más conveniente entre las participantes, pero aun así el Servicio de Contratación de Obras (Secob) le adjudicó el proyecto en diciembre de 2019, a cambio de una coima del 12 %, que él debió cubrir con la entrega de cheques personales que luego recuperaría con la entrega del adelanto para la obra. Ha señalado los nombres de los destinatarios. También dentro de su testimonio explicó que en una reunión en abril pasado, escuchó que se estaba recogiendo dinero para desestabilizar a la ministra María Paula Romo, porque había conflictos con asambleístas. Véliz, luego de ampliar su versión en la Fiscalía, se acogió a su derecho al silencio.
Esto, en circunstancias en las que se asumiera que son acciones detestables, tendría que generar reacciones airadas, encandalizadas, pero ello no ocurre, dando pie a suponer que son prácticas conocidas y toleradas. (O)









