El viernes 11 de septiembre de 2020 a las 19:30 el transporte urbano que circulaba hacia la zona cero que se conoce como entrada de la 8, al ingresar a una fantasmagórica y pavorosa curva mortal fue escogido por atracadores ‘dueños’ del escenario de dicha curva, trampa macabra para los pasajeros que por necesidad se embarcan en los transportes.
La zona cero es perfecta para el crimen impune: absoluta oscuridad, asfixiante embotellamiento, ningún agente de autoridad policial, ni de tránsito.
Los delincuentes perversos tienen la completa libertad para descargar toda su violencia contra sus inermes víctimas. Esta vez los abominables, estuvieron dirigidos por una mujer corpulenta, alta, de cabello ensortijado que lideraba los golpes, los manoseos y las patadas contra los asaltados. No les bastó con robarles íntegramente, también se deleitaron en su malévola agresión.
La señora que trabaja en mi casa a tiempo parcial fue una de las víctimas de este horror urbano en un sector de Guayaquil abandonado por las autoridades. Tierra de nadie para el ejercicio de la maldad. (O)
Gilda Béjar Ortiz, Guayaquil