Aunque resulte trillado para muchos el tema decidí sumarme a la opinión publicada en esta sección, el día 24 de los corrientes en la que una ciudadana comenta las vicisitudes que atraviesa con su progenitora en situación de discapacidad al concurrir a ciertos lugares públicos, y en otras circunstancias no poder proporcionarle algo de esparcimiento por los obstáculos que se encuentra en estos sitios.
Los hechos son secretos a voces y las autoridades evitan pronunciarse volviéndose las ciegas, las sordas y las mudas. Es una realidad inmensa que las personas con discapacidad debemos enfrentar muchos problemas, quedando de lado la tan cacareada inclusión.
Imagínense ustedes lo que sufrimos quienes tenemos algo de movilidad, pese a nuestra discapacidad, y debemos enfrentar muchas dificultades. Desde hace tiempo no se respetan los pocos espacios señalados como el parqueo exclusivo de vehículos. Imagínense ustedes cómo es concurrir a las instituciones públicas como el SRI (Servicio de Rentas Internas) donde los parqueos tienen parquímetros y no existe un solo lugar para las personas con discapacidad que conducimos un carro.
Las pocas entidades públicas, y privadas –en Guayaquil, el Ecuador– que tienen rampas son totalmente antitécnicas ya que tienen una inclinación que constituyen un peligro, sobre todo cuando estas se encuentran mojadas sea por la lluvia o porque los encargados de limpieza las dejan así.
Y qué decir de los lugares de esparcimiento que nos están literalmente vetados, por ejemplo el Mercado del Río en el malecón Simón Bolívar en el centro de Guayaquil, al cual para acceder hay una escalera eléctrica; creo que las autoridades asumen que ahí podemos movilizarnos fácilmente quienes usamos muletas, andadores o sillas de ruedas.
¡Vuelvo a insistir en lo que siempre he sostenido que a las personas con discapacidad no nos consideran! Solamente nos consideran como ciudadanos de ‘tercera categoría’, muy a pesar de que muchos somos productivos y aportamos con impuestos a todas las instituciones públicas del Ecuador. (O)
Luis Vizuete Santos, contador e ingeniero comercial, Guayaquil