Existe disputa comercial y financiera entre dos superpotencias: Estados Unidos, por su capacidad financiera, y China por su capacidad demográfica. En el plano internacional, cada una desea una hegemonía a nivel mundial aplicando artificios monetarios.
China, como el yuan o renminbi (RMB), yuan digital que funcionará con el IOS -Android celular, darán origen al DCEP (Dgital, currency, electronic payment) moneda totalmente disruptiva con tecnología exponencial, que se originaría para competir entre las grandes potencias mundiales económicas y financieras; se interpondría al dólar e incidiría en las otras monedas fuertes como la libra esterlina de Inglaterra, el yen de Japón, y el dólar norteamericano que se encuentra en la mayoría de los países del mundo. Esta criptomoneda o blockchain es apalancada y respaldada con reserva de oro, avalada por el Banco Popular de China. A diferencia del dólar de Estados Unidos que no tiene respaldo internacional.
China con su séptimo presidente Xi Jinping pretende apoderarse del mercado bursátil, financiero y económico a nivel mundial contra el cuadragésimo quinto (45.°) presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien solo tomó la iniciativa del expresidente Franklin Delano Roosevelt de la depresión de 1930 y su plan Marshall, el cual ha dado buenos resultados hasta la fecha. De sobreponerse la bolsa de Pekín sobre la de Nueva York y de Tokio, Ecuador estará a la espera de los resultados que se den entre las dos potencias para la toma de decisiones, ya que nuestra Constitución no contempla una moneda que se denomine dólar, solo dice de “una moneda de curso legal”. Nuestras relaciones comerciales en cuanto a balanza comercial tienen mucha incidencia con los dos países. China se da cuenta de su respaldo en oro que tendría su criptomoneda, y juega un papel importante nuestro oro extraído en Río Blanco, en la parroquia Molleturo, del cantón Cuenca, vendido a una empresa de la China como fruto de la exploración, explotación y beneficio de las minas de oro ecuatorianas. (O)
José Víctor Arrobo Reyes, economista, Guayaquil