De Chile leemos quejas en la prensa acerca del sistema de pensiones de capitalización individual. En dicho sistema, a diferencia del sistema de reparto que tenemos aquí, cada trabajador elige donde colocar sus ahorros, en qué se invierten sus ahorros, durante cuántos años quiere aportar y hay un claro vínculo entre el esfuerzo individual y la pensión lograda al momento de jubilarse.

Dicen que es inaceptable que empresas privadas lucren de la jubilación y salud de los trabajadores, pero sucede que actualmente hay muchos grupos privados e individuos que lucran del sistema de seguridad social de reparto. Y no se benefician mediante transacciones voluntarias, sino, por ejemplo, mediante la compra de medicamentos con sobreprecios y/o caducados.

Incluso según el escenario más optimista, el IESS tendrá un déficit actuarial de $4500 millones para el año 2058 si es que el Estado mantiene su aporte de 40 % a las pensiones y si las inversiones del IESS tienen un rendimiento promedio de 6,25 %. Bajo estas condiciones, el último año de saldo positivo sería el 2053. Es decir que para quienes hoy tienen apenas 27 años, el seguro quizás no les podrá honrar la pensión y beneficios prometidos dado que estará en rojo. Quizás les tocará seguir trabajando unos años más o incrementar aportes si es que nuestra clase política adopta las usuales medidas parche.

Transitar hacia un sistema en que los trabajadores ecuatorianos realmente sean dueños de sus ahorros es conveniente, sobre todo en un país en que la institucionalidad acentúa los defectos inherentes en los sistemas de reparto. Al igual que la dolarización, es una reforma que serviría para proteger los ahorros de los ecuatorianos de la voracidad de nuestra clase política.

Independientemente del desastre de la administración pública del IESS en Ecuador, el sistema de reparto es inviable en cualquier parte del mundo, debido a la disminución de la fertilidad de las mujeres y el aumento de la esperanza de vida. Como consecuencia de esto, todos están destinados a la quiebra conforme cada vez hay menos afiliados activos manteniendo a cada vez más jubilados.

Es evidente que en muchos temas de importancia crucial para el futuro del país no logramos ponernos de acuerdo a nivel nacional, pero quizás sí podríamos avanzar y encontrar las soluciones más rápido si permitiéramos la descentralización de ciertas competencias –como la seguridad social– para que las distintas regiones y/o municipios puedan experimentar con diversas soluciones de acuerdo a la conveniencia de sus aportantes.

Por ejemplo, si en Guayaquil todavía existe la preferencia por un sistema de capitalización individual como se reveló en 1995, debería de permitírsele a los guayaquileños tomar ese camino. Esto se podría lograr consultando a los ciudadanos de cada cantón o región si quisieran que la función del IESS se descentralice y cada cantón o región donde haya ganado la opción del Sí tendría que proponer a sus mandantes una opción a seguir a nivel local. Una alcaldía podría proponerle a sus mandantes la opción de darles libertad para elegir acerca del destino de sus ahorros, otra podría mantener el modelo de reparto, y así los ciudadanos podrían votar con los pies. (O)