Las bases de cierta dirigencia deben de sentir frustración cuando sus representantes toman acciones incorrectas, ya que solo actúan por sus impulsos de una manera audaz y temeraria.

Es importante que los dirigidos no se dejen sorprender por personas que hablan “bonito” y cuando han obtenido el respaldo o apoyo se creen poderosas, invencibles, piensan que sus acciones son la única verdad. En nuestra idiosincrasia, “opinólogos”, “politólogos” constitucionalistas, “analíticos” y también los “listos”, nunca descansan, ya que se ponen a las órdenes de estos líderes y los atrapan. Hemos observado en los medios, a  ciertos dirigentes muy cortos de capacidad política, tener actitudes que los encaminarán a la balanza de la justicia que los tiene que  sancionar con todo su rigor. Ya los oiremos expresar que son “perseguidos políticos”. ¡Falso!, el país entero ha visto su accionar y escuchado sus discursos asesorados por “brillantes” cerebros de la revolución. La pregunta que nos hacemos los ecuatorianos es ¿qué asesoramiento, quizás sea el de fracturar las bases y continuar la destrucción y proseguir con peticiones impertinentes? Debemos puntualizar la mesurada y correcta acción de otros dirigentes que están dialogando y exponiendo en democracia, lo que necesitan sus representados; bien por ellos. Las agrupaciones, de la naturaleza que sean, deben prestar mucha atención y tener sumo cuidado con sus dirigencias para no caer en el fracaso, y si hay un saldo negativo, inmediatamente hacer cambios urgentes.(O)

Vicente Castillo Morocho,

Guayaquil