Los medios informan sobre robos, asaltos y homicidios que se cometen en el país. Esto se agrava en la isla Puná, donde se observa el aumento desmedido de la delincuencia, sobre todo en el mar. El golfo de Guayaquil es el escenario donde los piratas actúan a su gusto en perjuicio de pescadores y camaroneros. 

En el sector de Río Hondo de la isla Puná, los delincuentes se roban el camarón, las lanchas, los motores y todo lo que encuentran a su paso. Las autoridades carecen de todo, no tienen botes. La policía está estacionada en el recinto Campo Alegre  y en la cabecera parroquial solo tienen motos y camioneta, lo que anula cualquier gestión. Hasta que el 911 actúa y reenvía mensaje a la Capitanía del Puerto, la delincuencia ha hecho su agosto. Finalmente, si se denuncia, nunca se recupera lo robado. ¿Quiénes son los que compran lo robado? En esta situación se debaten camaroneros de Puerto Hondo que no son sujetos de crédito porque las tierras son solo concesionadas por el Estado. Estamos matando la gallina de los huevos de oro por el único hecho de que el Gobierno central no se ocupa de lo que pasa en la Costa, a pesar de haber producido exportaciones por el orden de $ 3750 millones el año pasado. Las leyes de navegación, gestión de seguridad y protección marítima fueron presentadas por el Ministerio de Defensa actual y en ocho meses no han sido estudiadas. Desde el 2013 existen leyes represadas y la de mayor importancia es el Código de Seguridad del Estado.(O)

Walter Wiesner Falconí,

ingeniero civil, Guayaquil