Quiero insistir en estos temas de actualidad, como bajar la velocidad muy alta cuando conducimos un vehículo en una ciudad, es una norma que precautela la vida propia, evita accidentes, heridos y muertos, solo con ser precavido; respetar los límites de velocidad, los carriles y las demás señales de tránsito. 

La multa es una buena solución, pero no es la mejor, prefiero el pago de realizar “trabajos en la comunidad”, que ha propuesto la alcaldesa de Guayaquil, que de seguro para quien sufra la sanción será más duro volver a repetir infracciones de tránsito. Es necesario mayor prudencia al conducir, sobre todo hoy por hoy que ciudades como Guayaquil tienen un exceso de vehículos circulando y generalmente por las mismas calles de siempre. 

Hay otras soluciones que cuestan mucho que el público cumpla, como los pasos elevados peatonales que a los ciudadanos les cuesta utilizarlos, por tanto prefieren cruzar vías que tienen mucho tráfico, en ocasiones poniendo su vida en peligro o morir, a hacer el esfuerzo para subir por el paso peatonal. Al exalcalde Nebot no le quedó otra salida que cercar las veredas y parterres divisorios de las vías, con mallas, para evitar tales accidentes, sin embargo hay quienes se las trepan exponiendo su integridad. Ojalá la ciudadanía aprenda a estimar su vida y la de los conductores. 

Cada día veo más conductores con celular en las manos cuando manejan. No lo entiendo, aunque sí reconozco que puede haber llamadas de emergencia. Por estos casos el agente o vigilante de tránsito debe poner de su parte escuchando al conductor su explicación. En alguna ocasión conducía por la calle Rocafuerte para tomar la Loja en Guayaquil, el semáforo estaba en rojo, vi que no había tránsito contrario y me pasé la luz roja, justo el vigilante estaba ahí y me detuvo, me indicó “señor, se pasó la luz roja”; le dije “teniente, así es, a esta hora (19:30) si me detenía me podían haber asaltado”. Me dijo “cierto, esta es zona roja”. Se conformó con mi explicación y me dio orden de continuar, se lo agradecí. Hay casos y casos, y todos tenemos una historia que contar.(O)

Sucre Calderón Calderón,

abogado, avenida Samborondón