En un mundo ideal deben ser el amor, la bondad, la honestidad, la transparencia y la justicia.

La vida vence a la muerte

En la fe cristiana, la resurrección tiene ese significado.

Jesús, después del tránsito terrenal, simbolizado en la Semana Santa, desde el Domingo de Ramos –cuando ingresa a Jerusalén, aclamado entre palmas– pasando por su muerte en la cruz, resucita al tercer día. Por eso se habla de “Pascua de Resurrección”, la de la nueva vida.

En lo terrenal están el recuerdo y el ejemplo.

Jaime y Martha

Envío esta columna el 24 de mayo de 2019. Son treinta y ocho años –desde la misma fecha, el año 1981– de la tragedia aérea en que murieron mi hermano Jaime y Martha, su cónyuge y compañera en todas las circunstancias de la vida, y quienes viajaban con ellos, en el avión que se estrelló y explotó en el cerro de Huayrapungo, provincia de Loja.

Jaime, entonces, tenía 40 años de edad, Martha, 39 años.

Desde el preuniversitario de la Escuela de Derecho, en abril de 1959 –sesenta años atrás– juntaron sus destinos, en el amor y la fidelidad. Contrajeron matrimonio tres años después.

Jaime –con la compañía de Martha– amó profundamente a la patria, nunca cayó en la patología del abuso del poder, inseparable de la corrupción.

Sus decisiones siempre lo evidenciaron.

Y sobre todos los valores, estuvo el respeto a los seres humanos, como individuos y como colectivos.

La Carta de Conducta de Riobamba, de 1980, de exigencia de solidaridad de los Estados y los pueblos, ante la represión y los crímenes de los que son gobiernos, en los días que vivimos, está siendo recordada por los casos de Venezuela y Nicaragua.

En acto de justicia a la historia, la Municipalidad de Guayaquil está levantando un memorial para Jaime y Martha, en el redondel de la intersección de las avenidas Agustín Freire e Isidro Ayora, en Sauces 2, cerca del Aeropuerto de Guayaquil, sitio en que desde 1981 estuvo una estatua de Jaime que sufrió severos daños y hubo que retirarla el año 2016.

El memorial recoge la juventud de Jaime en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, en el cual su nombre quedó grabado en bronce, cuando se graduó el año 1959, por ser uno de los mejores estudiantes de la historia del centenario plantel. También la profunda fe cristiana que los unió con la imagen de la capilla del padre Pepe Gómez Izquierdo y la llegada a la Presidencia de la República, hasta su muerte.

Jaime y Martha aparecerán tomados de las manos, porque fueron dos seres humanos, sublimizados en el amor.

Julio César Trujillo y Martha Troya

El maestro y jurista cumplió con la patria hasta su muerte, a los 88 años.

Presidió el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, CPCCS, transitorio, que cortó el nudo gordiano de las trafasías –engranajes de engaños e ilicitudes– en que se multiplicaron las leguleyadas, que el correato montó para seguir controlando la institucionalidad del Ecuador.

El CPCCS actuó en derecho, fortalecido en la ética de sus miembros.

Los recientemente designados por el CPCCS transitorio, en los espacios de poder y de control a que accedieron, después de severos procesos de evaluación, deberán ser consecuentes en las responsabilidades que se les ha confiado.

Y su vida personal y familiar también fue ejemplar. Casi seis décadas de cotidiano compartir con Martha lo evidenciaron.

Para Martha, la solidaridad y el afecto de los ecuatorianos.

¿Qué prevalece en otros?

La desesperación por el poder es una de las peores patologías de un político. La corrupción es un instrumento de esa desesperación. Lo vivimos en la década del correato.

El expresidente Correa, ante la imposibilidad constitucional de ser candidato a presidente de la República, ha anunciado la posibilidad de ser candidato a la Vicepresidencia. Alguno que haga de títere sería el candidato a la Presidencia.

Argumenta que Moreno hasta podría llamar a muerte cruzada, para adelantar elecciones. ante las acusaciones de corrupción –INA Papers– y los problemas que arrastra la economía.

Quizás Correa confió en Lenín Moreno, como posible títere, cuando puso, para su triunfo en segunda vuelta, el 2017, todo el peso del poder absolutista que ejerció en su década de gobierno.

Lenín Moreno se liberó del yugo que le quiso imponer Correa y el país le reconoce la recuperación de parte sustancial de los derechos ciudadanos, que para nada respetó el correato.

Correa dice que seguiría el ejemplo de Argentina al haberse lanzado a la Vicepresidencia Cristina Fernández de Kirchner, para sustituir después al candidato presidencial Alberto Fernández, en la elección presidencial que va a darse en ese país.

Algo diferente fue lo que sucedió en Argentina el año 1973. Héctor Cámpora, bajo la consigna “Cámpora al Gobierno, Perón al Poder”, llegó a la Presidencia de Argentina, en elección realizada el 11 de marzo de 1973, al retornar un gobierno civil en ese país, después de una larga dictadura militar. La presidencia de Cámpora, iniciada el 25 de mayo de 1973, solo duró 49 días, porque bajo la presión de Perón prefirió renunciar el 13 de julio. Se dieron elecciones el 23 de septiembre de 1973, Perón fue elegido presidente, se posesionó el 12 de octubre de 1973 y murió el 1 de julio de 1974, sucediéndole su entonces vicepresidenta y cónyuge, Isabel Martínez de Perón.

¿Y la corrupción del correato, qué?

De ser procesado Correa por peculado u otro delito que pueda ser juzgado en ausencia, y ser condenado, no podría ser candidato a dignidad alguna.

Siempre Correa querrá aparecer como víctima de persecución, al igual que Lula en Brasil, pero si se cumple con la ley, su reclamo podría quedar en una forma de pataleo.

Perú es un ejemplo de fiscales y jueces que no le temen a quienes han ejercido el poder y pretenden retornar a este.(O)