En la política argentina de estos días llama la atención el “fenómeno” Roberto Lavagna. Él fue ministro de Economía del presidente interino Eduardo Duhalde en 2002. Cuando Néstor Kirchner ascendió al poder en 2003, lo reconfirmó en el cargo, en el que se mantuvo hasta 2005, cuando, a pesar de una gestión exitosa de su cartera, sus posiciones ortodoxas comenzaron a chocar con las ideas populistas del mandatario. Alejado de los Kirchner se presentó en las elecciones de 2007 como candidato a la presidencia de la Nación. Terminó en tercer lugar con el 17 por ciento de los votos.

En octubre de este año se elegirá un nuevo presidente de Argentina. Los candidatos más fuertes podrían ser el actual primer mandatario, Mauricio Macri, quien intentará la reelección, y Cristina de Kirchner, postulada por el llamado “sector K” del peronismo. Pero hay otros sectores de esa tendencia que proponen nuevas alternativas, entre las que destaca Sergio Massa, tercero en los comicios del 2015, en las que la división del peronismo facilitó el triunfo de Macri. La viuda podría tener problemas con su candidatura debido a las complicaciones judiciales derivadas de muchos casos de corrupción y una división entre peronistas podría, de nuevo, dejarle la mesa servida a Macri. Por esto se ha pensado en un candidato de consenso entre las facciones, que podría ser Roberto Lavagna. Con su imagen de economista serio, con una eficiente gestión económica a su haber, algo que Macri no puede exhibir, parecería la persona ideal para desbancar al actual presidente. Pronto sabremos el desenlace de esta historia.

Todo hace prever que en las elecciones ecuatorianas de 2021 los candidatos fuertes serán Guillermo Lasso, por la derecha conservadora, y Jaime Nebot, por una versión derechista de populismo. Pero, como se acaba de demostrar, el correísmo permanece con un firme 20 por ciento de los votos... tan firme que es difícil que crezca. ¿Cómo romperá el exdictador Correa este bloqueo? Él no podrá ser candidato, sus complicaciones judiciales son demasiado serias como para terminar en dos años con absoluciones de múltiples delitos. Olvídenlo. ¿Y un delfín? No se lo ve a primera vista, siempre estuvo rodeado de personajes turbios y mediocres, ninguno de los cuales tiene el menor arrastre popular... Pero podría pensarse en un “Lavagna ecuatoriano”. Por ejemplo, en alguien que se alejó del correísmo, pero que indudablemente sigue compartiendo puntos de vista con el caudillo. Alguien poco salpicado por acusaciones de corrupción. Alguien capaz de atraer a importantes sectores del morenismo a su causa. Alguien que, cuando fue funcionario, hizo una gestión que no puede calificarse de buena, pero que sabe defenderla. Alguien con cierto prestigio internacional, capaz de merecer el aval político y financiero de la izquierda continental. Una figura de buen ver y buen decir. ¿Quién puede ser esta “persona”? Pronto sabremos el desenlace de esta historia. Entonces los sectores republicanos, que piensan que el dragón está muerto, lamentarán su modorra y sus rencillas.

(O)