Nuestro invitado
La burocracia ejecuta 7 proyectos de inversión por hora, 56 por día y 148.701 entre 2008 y 2017, en los que usaron 51.516 MM (millones) de dólares, según la Senplades, aparte del gasto corriente. Esto nos ubica en el primer puesto en compras públicas en Latinoamérica (Informe del BID, 2018, pág. 57). En Quito, la plata ajena rebosa en millonarios proyectos, muchos de ellos absurdos. Además, al analizar la distribución territorial de esta inversión, se desvanece toda ilusión de que formamos un país. Lo que existe es una ciudad que nos quita el capital de todos los ecuatorianos y lo invierte donde le conviene. Su lema es: “Sin gasto no hay paraíso”.
Ejemplo 1: Aeropuertos y sus infraestructuras. En la década ejecutaron 138 proyectos: Salinas 49 MM, Santa Rosa 53 MM, Loja 35 MM, Cotopaxi 37 MM, etc. Pero la suma de todos los proyectos en las 23 provincias, no alcanza lo invertido en una sola ciudad: la capital. Quito y Guayaquil concesionaron sus aeropuertos, pero al de Quito el Estado le construyó varias vías de acceso por 613 MM, más 15 MM en torre de control y hasta 2 MM en radares; en Guayaquil, apenas invirtieron 23 mil dólares y seguimos ahorrando para construir, de nuestro peculio, la vía de acceso a Daular. El poco tránsito en Collas, Santa Rosa o Salinas, habla del dispendio, pero el sesgo regional revela que en lo público no hay realmente un país.
Ejemplo 2: Becas. Hubo 281 proyectos por un total de 98 MM. Para Guayas 9 MM y para Pichincha 32 MM, esto incluye becas pequeñas. Para las “Becas Prometeo” hubo mucho más dinero y allí todas las provincias juntas no alcanzaron lo asignado a Pichincha, a Guayas le dieron el 11%. Y, para las Becas de 4° nivel (posgrado), ya las otras 3 regiones desaparecieron del mapa: solo alcanzó para Cotopaxi, Chimborazo y Pichincha, esta última con el ya clásico 77%, gracias al cual, entre másters y doctores, cantan: gozo y paz ya tus becas rebosan.
Ejemplo 3: Carreteras. Significó el 20% de la inversión total 2008-2017. Fueron 3.553 proyectos por un total de 10.359 MM, de los cuales 1.580 MM fueron para Pichincha y 597 MM para Guayas. O sea, nos dan 62% menos, cuando tenemos 62% más territorio y 42% más población.
La lista sigue y merece la investigación de quien pretenda descifrar la lógica de la administración pública ecuatoriana. Me pregunto si habrá por ahí algún asambleísta que consiga aprobar una ley para amarrar las manos del ejecutivo, en cuanto a distribución territorial de las inversiones.
El Puente Sur es un ejemplo actual y patético. El proyecto sí que tiene envergadura nacional, puesto que los productos van y vienen del extranjero a través del puerto de Guayaquil. Miles de contenedores diarios demorarían hora y media menos en llegar, el país ahorraría combustible subsidiado, respiraríamos mejor aire. El puente podría construirse con una fracción de lo que costará el Metro de Quito, que solo beneficia a los de esa ciudad. El Estado abre la llave para el metro y la cierra para el desarrollo de todo el país. Y, como si fuera poco, en Finanzas y el MTOP, alargan el proceso de la alianza público privada iniciada por Lenín para traer dinero privado y construirlo, solo por beneficiar a la empresa quiteña que cobra el peaje en el PAN, la cual, con desparpajo, ha puesto de ministro de Obras Públicas a un familiar, vinculado él mismo con empresas concesionarias.
Y mientras la burocracia celebra el cenit de la dominación regional, y su frente radiosa con diplomas, más que el sol del país, contempla lucir; Guayaquil, salvo excepciones, parece no comprender el alcance. El silencio empresarial congela el aire, las fuerzas vivas sin pulso, las universidades lidian por sobrevivir en las telarañas burocráticas. Quizás los librepensadores puedan regresar de sus vacaciones y revitalizar el tejido social de nuestra ciudad. (O)