Han convertido la pederastia, aunque difundida en varios ambientes, en ariete contra la Iglesia católica:

–Presentando como actual este crimen cometido en decenios por todo el clero y solo por el católico.

–Invadiendo la libertad religiosa: el sigilo sacramental, el celibato, el papa, la Curia Romana.

¿Desean combatir la pederastia, o desprestigiar a la Iglesia?

Papa Francisco combate la pederastia, con pocas palabras y hechos salientes, como privar del cardenalato.

Conocí algo de la Curia Romana, ese instrumento vivo a servicio del sucesor de Pedro, encargado por Jesús de unir a los otros apóstoles, en la fe y conducción de la Iglesia, barca en el mar del mundo.

La conocí –teóricamente en el Colegio Pío Latino Americano y en la Universidad Gregoriana– concretamente en varios acontecimientos eclesiales: investidura del cardenal De la Torre, elección de Juan XXIII, Concilio Ecuménico Vaticano, tres Sínodos Episcopales.

Con la frontalidad, con la que se me identifica, con la libertad de jubilado afirmo que la cizaña es pequeña, muy pequeña; el trigo abundante en la Curia Romana.

Por difamar al papa, se miran en la Curia Romana solo las moscas.

En las aulas se nos orientó a ser y actuar positiva y libremente críticos, sin cálculos. Nos decían “ayuden a sus obispos exponiéndoles lo que ustedes saben y opinan, con la única condición de no pretender imponer su opinión”.

Recuerdo algunas enseñanzas: 1ª Somos seguidores de Jesús y, porque somos seguidores de Jesús, amamos al papa. 2ª El amor al papa y a los otros obispos, se expresa en el servicio a la Iglesia.

3ª Nos repetían: Estudian en Roma, no para “hacer carrera”, sino ejemplo de servicio. Servidores, no trepadores.

4ª Ni grandes con los pequeños, ni pequeños con los grandes.

5ª Pobreza, castidad, obediencia son inseparables; porque son entrega libre por un mismo amor. Si falla una…

6ª El celibato es consagración libre de un gran don, para honrar a Dios, sirviendo a la humanidad. El celibato es más que debilidad, fuerza de la Iglesia católica. Quien quiera entender que entienda dijo Jesús.

Nosotros, jóvenes estudiantes, mirábamos la incoherencia entre la sencillez y de personas de la Curia con los superlativos, legados de tiempos principescos: reverendísimo, ilustrísimo, excelentísimo, eminentísimo; esta incoherencia se resuelve en la sencillez de obispos humildes. Todos los que conozco en Ecuador: Señalo a Muñoz Vega, Mosquera Corral, Echeverría, Gavilánez…

Posteriormente entendí que la insistencia de los formadores jesuitas era necesaria, para contrarrestar el carrierismo y prepararnos para tiempos de tormenta agigantada por medios. Esos poderosos, que los tienen en sus manos, quieren entumecer un preferente servicio a los pobres. Ellos saben que “no hay mejor cuña que la del mismo palo”. Saben también que el resentimiento por aspiraciones frustradas conduce hasta la traición. ¡Acusar como encubridor al papa que cesa y no encubre a un cardenal! Algunos comunicadores ya señalan una frustrada promoción al cardenalato, como una motivación de un exnuncio.

Parece que Jesús duerme. Quiere que esta tormenta motive a preparar mejor a los navegantes, examinándolos, ante todo, en el amor.(O)