Es muy importante recordar que Ecuador fue capaz de superar el desastre natural de La Josefina en 1993, el conflicto bélico del Cenepa en 1995, el fenómeno de El Niño en 1997-1998, la dolarización en el 2000, el terremoto ocurrido en Manabí en 2016, para así sentir que somos capaces de superar la actual crisis económica e institucional. Es vital mirar las circunstancias desde la confianza de que se va a salir adelante, pero lo es más tener claridad para desarrollar las cualidades que nos dan la posibilidad de transformar a cada uno su propia realidad.

Se puede acudir a la ‘resiliencia’, cualidad socioemocional que fue descubierta por la psicóloga Emmy Werner, quien durante treinta años estudió el desarrollo de niños en Hawái en condiciones de vida caracterizadas por la pobreza extrema, el estrés, la disolución del hogar y el alcoholismo, entre otras. Observó que muchos niños lograban sobreponerse y llegar a ser personas de éxito. El nombre resiliencia hace alusión al concepto de la física que consiste en la característica de un material para absorber las deformaciones, someterse al cambio y aún conservar su misma estructura y función.

En la historia, los grandes líderes han sido resilientes. Abraham Lincoln perdió seis elecciones y fracasó en dos negocios antes de convertirse en uno de los presidentes más importantes de Estados Unidos. Thomas Edison probó más de 6.000 sustancias antes de encontrar la que finalmente resultó ser útil para crear el filamento de la bombilla eléctrica. Cuando Steve Jobs fue dejado de lado por Apple, no se dejó derrotar. Al contrario, compró al creador de Star Wars, George Lucas, el pequeño departamento de efectos especiales y creó Pixar, empresa que revolucionó la industria de los dibujos animados.

La resiliencia es imprescindible en un mundo con entornos no controlables, con crisis y discontinuidades que surgen cada cierto tiempo y donde cometer errores es “normal” cuando se hacen cosas diferentes o se innova. Todos la pueden desarrollar si asumen con responsabilidad los hechos que pasan y los piensan con sentido crítico, aprendiendo de ellos. También se construye resiliencia cuando se confía en las fortalezas propias, se hace fuerza en creencias y valores y se tiene la firme convicción de que se va a prevalecer por encima de las circunstancias.

Afrontar el dolor, convirtiendo los pensamientos y sentimientos desgastantes en emociones renovadoras es clave. Gracias a la neurociencia se sabe que cuando el cerebro está positivo es capaz de adaptarse y resolver problemas. De ahí que un buen antídoto para la parálisis frente a la crisis es la sorprendente resiliencia.

Las personas resilientes reinician pronto: visualizan un futuro mejor, definen metas claras y actúan con agilidad y valor para lograrlo, establecen lazos de cooperación y se apoyan para salir adelante.

El resultado de la consulta popular del domingo abre un escenario de oportunidad para la resiliencia de todos, para el presidente, los empresarios, los gerentes, entre otros. La Resiliencia es vital en tiempos de transición como los que esta viviendo el país, es nuestra capacidad para aprender a crecer en la adversidad la que nos va a definir. (O)