La comunidad científica internacional y los integrantes de la cadena productiva bananera mundial terminaron el año 2017 seriamente alarmados por las noticias transmitidas a través de agencias especializadas, haciendo público el informe del Dr. Roger Day, experto del Centro de Biociencia Agrícola Internacional, CABI, organización intergubernamental sin fines de lucro con sede en el Reino Unido, anticipando que las plantaciones de la fruta más popular y barata del planeta están en peligro por el ataque de un “coctel letal de hongos, virus e insectos”, capaz de causar destrozos cuantificables en “35.000 millones de dólares”.

No se trata solamente de la presencia del hongo Fusarium, raza tropical 4, que hemos tenido oportunidad de advertir en detalle en publicaciones anteriores, sino también del virus del ápice del racimo (BBTV) y la larva de una mariposa Erionota spp, los tres de una increíble voracidad que han destruido cultivos en Asia y África, donde ya se han vuelto incontrolables, pero ahora acechan los sembríos de América Latina, agravando ese tétrico escenario el hecho de que no hay en la actualidad variedades comerciales resistentes a estos tres grandes males.

Respecto de Erionota, es de gran capacidad devoradora en su estado larvario, tuvo su inicio en el sudeste asiático, avanzando a varios países del Pacífico de esas regiones, provocando eliminación casi total de hojas y, por consecuencia, truncando la producción de frutos. En lo relacionado con el virus, también del mismo origen geográfico y trayectoria de avance, hace que las plantas infectadas no produzcan racimos y los pocos que pudiesen formarse resultan atrofiados sin posibilidades de comercialización.

La recomendación que ha formulado el CABI, a través de su departamento de investigación, es que científicos, empresarios, gobiernos y organizaciones gremiales de las naciones productoras de banano constituyan un frente común y concierten un plan unificado que busque en primera instancia ponerse de acuerdo sobre los métodos de detección e identificación; luego, prevenir la difusión transfronterizas de las plagas y aprobar mecanismos conjuntos de control por la vía del confinamiento y destrucción de las áreas ya contaminadas para evitar que se conviertan en focos de propagación.

Ecuador, en su carácter de primer exportador, debería inmediatamente organizar un encuentro entre ministros de Agricultura de países bananeros latinoamericanos, a efectos de aprobar un plan regional de prevención, no solamente del impropiamente llamado mal de Panamá, raza tropical 4, sino también incluir medidas para evitar la llegada de estas dos nuevas amenazas, conocidas en nuestro medio solo en la literatura técnica, pero con muchas posibilidades de que el movimiento de personas y mercancías, por el comercio o por la migración, las difunda en las plantaciones hasta ahora libres de ellas. Además se deben emprender consistentes programas integrados de investigación con aportes financieros significativos de todos los interesados, hasta obtener variedades resistentes.

Luego de esa reunión ministerial, para dar el respaldo político que exige un problema de esta magnitud, debería realizarse un encuentro presidencial de países bananeros y suscribir una consistente declaración que manifieste el interés de los estados para hacer frente a estas terribles plagas, que en el caso ecuatoriano podría llevar al exterminio de la principal riqueza agrícola nacional. (O)

Ecuador en su carácter de primer exportador, debería inmediatamente organizar un encuentro entre ministros de Agricultura de países bananeros latinoamericanos, a efectos de aprobar un plan regional de prevención, no solamente del impropiamente llamado mal de Panamá, raza tropical 4, sino también incluir medidas para evitar la llegada de estas dos nuevas amenazas...