Para mí como cristiana, es importante la Navidad porque recuerdo el nacimiento de nuestro hermano Jesús, quien vino a redimirnos del pecado original. Dios en su infinita misericordia nos dio a su Hijo Unigénito para que seamos salvos. Este es un tiempo en que afloran sentimientos de paz, amor, perdón, misericordia; estrechamos los lazos de fraternidad y amistad con propios y extraños. Cada año surge una esperanza por una vida nueva, por mejores días, ya que Dios nos dio la vida para que seamos felices, de nosotros depende cómo nos manejemos. Deseo que todos trabajemos para que la frase “feliz Navidad” se recuerde y repita todo el año.(O)
Elvira G. Morla Larrea,
Abogada, Guayaquil

La Navidad es importante para mí porque es el compendio de paz, unión, esperanza, solidaridad, bondad y amor; lo que nos hace más humanos. Es el encuentro vital y profundo de Dios con el hombre, recordamos el nacimiento de Jesús quien fue enviado por su Padre, para encontrarse con nosotros y hacernos renacer a una nueva vida. Hay que pensar en la humildad de la Virgen María al aceptar la voluntad divina y concebir ese fruto bendito de su vientre: Jesús. El espíritu navideño nos hace meditar que toda actividad humana adquiere un sentido divino. Ojalá Jesús renazca en cada uno de nosotros para que podamos cambiar al mundo por medio del amor, porque Dios es amor. Que las penas naufraguen en el mar de la esperanza, los rencores se disipen en las nubes de la paz y del perdón, que la amistad se fortalezca de ternura y sinceridad con la flor de la bondad. ¡Cómo sería el mundo si cada día fuese Navidad!(O)
José Ortoneda Sánchez,
Bahía de Caráquez

La Navidad para mí es importante solo y exclusivamente porque festejamos el nacimiento de Jesús en nuestras vidas. Él nació por nosotros y para nosotros para darnos oportunidad de salvarnos. Cada Navidad debería ser la renovación de nuestro amor y fidelidad para Jesús, la renovación de la unión familiar, del respeto, la confianza; no de festejarnos nosotros mismos. Estas fiestas son únicamente para Jesús, no se cambie al real protagonista por el licor, la promiscuidad proliferan y ocupan el papel en mal llamadas “fiestas de Navidad”, donde compañeros a vista y paciencia de todos “celebran” y justifican el libertinaje, so pretexto de estar supuestamente felices. El único protagonista es Jesús y la única forma de celebrarlo es invitándolo a reinar en nuestras vidas y entendiendo que sin Él nada somos ni nada podemos hacer. Luego llega el fin de año y las erradas “celebraciones” continúan realizando las ingestas de licor dentro de casas, oficinas, instituciones, etcétera. Recapacitemos y aprendamos de una vez por todas, que solo Jesús es el real protagonista de la Navidad y de nuestras vidas y como cristianos debemos amarlo y respetarlo siempre.(O)
Diana Correa Correa,
Guayaquil