Los acuerdos de libre comercio son siempre una buena noticia. Se ha probado desde hace más de dos siglos que la cooperación económica internacional permite hacer prosperar a todas las partes: más libertad comercial es mayor productividad, menores costos, mayores ingresos y, en definitiva, mayor bienestar. Por el contrario, las barreras y el proteccionismo comercial son instrumentos para privilegiar únicamente a grupos de presión cercanos al poder.
Los acuerdos de libre comercio se dan porque no todos los países pueden producir todos los productos que quisieran consumir. Con la revolución industrial se dio también la revolución del transporte, permitiendo cada vez menores costos de adquirir lo producido en otras partes del mundo.
Con esto dicho, y considerando que la Constitución del 2008 concibe al comercio exterior como una herramienta de desarrollo endógeno, como modelo adecuado para la reducción de la pobreza e inserción del país en la economía global, resulta difícil comprender que Ecuador haya terminado unilateralmente el Tratado de Preferencias Arancelarias (ATPDEA) con Estados Unidos en el año 2013. Resulta aún más difícil entender que no hayamos firmado todavía el hoy tan ansiado Acuerdo Comercial con la Unión Europea (UE).
En el 2007 Ecuador empezó a negociar un acuerdo con la UE. Esta negociación se realizó en bloque con los países de la Comunidad Andina (CAN). Estas negociaciones se suspendieron debido a ciertas discrepancias. Colombia y Perú, sin embargo, decidieron continuar con las negociaciones pero ya no como bloque andino, sino como un acuerdo multipartes entre Perú, Colombia y la Unión Europea. Este acuerdo fue finalmente suscrito en Bruselas en junio de 2012. Ecuador decidió no adherirse a este, puesto que no estuvo de acuerdo con los términos con los que firmaron Colombia y Perú. Así, Ecuador perdió una oportunidad de acceso al mercado europeo, el cual se llenó de los productos que Colombia y Perú ofertaban.
Al inicio del 2013 Ecuador decidió restablecer formalmente las negociaciones del acuerdo con la UE y en el 2014 las partes concluyeron el tratado permitiendo a Ecuador unirse al Acuerdo Comercial Multipartes suscrito por Colombia y Perú con la UE. Hoy Ecuador continúa negociando términos e incluso busca un acuerdo “mejor” que el que la UE tiene suscrito con Colombia y Perú, más adaptado a los planes de desarrollo del país, según explicó el ministro ecuatoriano de Comercio Exterior, de entonces, Francisco Rivadeneira, y añadió: “Tenemos que asegurarnos un trato especial y diferenciado, que nos den más de lo que les dieron a Colombia y Perú”.
Dos siglos deberían ser suficientes para entender que la libertad comercial trae bienestar a más consumidores alrededor del mundo. Sin un ATPDEA con Estados Unidos y con un mercado ruso inestable, Ecuador debe encontrar mercados alternativos para sus productos de exportación que sufren ante la falta de competitividad frente a sus competidores de países vecinos. Luego de un periodo en el que se han incrementado barreras comerciales y suspendido acuerdos y negociaciones, ya no podemos darnos el lujo de seguir mirando hacia adentro. Por ello, es imprescindible firmar pronto este acuerdo con la UE y con otros mercados internacionales que permitan al productor ecuatoriano vender no solo a una economía de casi 16 millones de habitantes, sino también a mercados mayores. (O)









