En los últimos seis años, 1.162 ecuatorianos han sido víctimas de secuestros extorsivos, según las denuncias registradas en la Fiscalía hasta julio pasado. Otros 31 casos figuran como tentativas de este delito, que entre los dos suman 1.193 de estos episodios que suelen ser traumáticos para los raptados por la violencia psicológica y, a veces física, que ejercen para exigir el rescate.

La mayoría de estos actos criminales, el 51 % (604), han sucedido en la provincia del Guayas, especialmente en Guayaquil, donde se concentra el 46 % (543) de los secuestros reportados en el país.

Este tipo de delito, explica Danilo Ruiz, experto en conducta criminal, “consiste en el traslado de una persona de un punto a otro para luego tomar contacto con sus familiares más próximos y solicitar una compensación económica para dejarla en libertad”. “Cuando se dan estos casos lo primero es tomar contacto con la Policía, que deriva a sus cuerpos especiales para hacer sus intervenciones”, recomienda Ruiz.

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El director encargado de la Unidad Nacional de Investigación Antisecuestros y Extorsión (Unase), Marco Custode, indicó que una vez que la persona denuncia ante el 911, la Unase toma contacto con los testigos. “Tenemos que acercarnos para sacar la información desde el lugar donde se llevaron a la persona”, dijo.

Un adulto mayor que labora como taxista informal fue secuestrado el 17 de mayo de 2022. Lo hallaron maniatado en un casa de Socio Vivienda 2. Foto: Cortesía Policía

Una moradora del sector Socio Vivienda 2, que pidió la reserva de su identidad, contó que las dos bandas (Tiguerones y Lobos) que operan en esa zona se dedican a esta práctica: “Llevan a taxistas engañados, como si fueran a ver a alguien, y los secuestran, les roban el carro y piden rescate”.

En abril pasado ocurrió uno de los asesinatos que, recuerda, estaría ligado al secuestro extorsivo: “Encontraron en un terreno baldío a un hombre quemado que, según se comenta, lo mataron porque la familia no pagó la extorsión”.

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En una casa de ese sector del noroeste fue rescatado, el 19 de junio, un comerciante secuestrado en la zona de Peca, tras siete horas de cautiverio. Los raptores le pidieron a la esposa de la víctima $ 100.000 para su liberación. No pagó y alertó el caso al 911. La Policía intervino y detuvo a seis sospechosos.

En julio hubo otros dos secuestros: un joven fue raptado en su casa, en una urbanización de la vía Salitre (Daule) y estuvo por más de 24 horas en manos de los delincuentes hasta que la Policía lo rescató sin cancelar los $ 200.000 que les pidieron a los padres; y al sobrino nieto del expresidente León Febres-Cordero (+) junto con su chofer los retuvieron durante14 horas en el sector de Panorama, en Durán. A su familia le pidieron $ 500.000, dinero que no fue pagado por la acertada intervención de la Unase.

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En el primer semestre del 2022 se reportaron 215 denuncias, catorce menos a las registradas en todo el 2021 (229). Cada año la tendencia aumenta, con excepción del 2020 por la pandemia del COVID-19, cuando bajó en 23 % (172) en relación con el 2019 (224).

Después de Guayas, en Pichincha se han colocado 19 % (230) de las denuncias de secuestros extorsivos, incluidas tentativas. La mayoría, 215, fueron en Quito. Pese al esfuerzo ciudadano por denunciar, de los 1.193 casos solo en 45 de ellos hubo sentencia condenatoria. (I)