Después de ser perseguido por la Policía Nacional, un sujeto abandonó su vehículo en medio de unos matorrales para que Adu, el can detector de drogas, verificara que en el automóvil se transportaban 760.000 dosis de estupefacientes.
La persecución comenzó el 9 de mayo, cuando en medio de un operativo realizado en Tababuela (Imbabura), los agentes policiales intentaron parar a un vehículo que no tenía placas, el cual no obedeció las órdenes y se dio a la fuga.
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El sospechoso, al verse perseguido por varios autos de la Policía, decidió desviarse por un camino de tierra hacia unos matorrales, en una guardarraya a la altura de la Y, en el sector de Salinas.
Cuando había tomado ventaja, el presunto traficante paró la marcha del vehículo y se escapó por en medio de la maleza.
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Los policías llegaron junto con Adu, el perro que se encargó de olfatear y dar la alerta de que los paquetes que se encontraban en la parte trasera del automotor eran sustancias ilícitas sujetas a fiscalización.
En la inspección manual, los uniformados encontraron 36 paquetes que contenían 616 planchas con una sustancia vegetal verdosa, presuntamente marihuana.
También se halló un saco de yute de color blanco, que contenía 19 bloques con una sustancia blanca, presumiblemente cocaína, con un peso de 18.000 gramos.
Con esta operación, la Policía saca del mercado ilegal más de 700.000 dosis de drogas. (I)