Ecuador enfrenta una escalada de violencia que amenaza con romper récords históricos.

Según datos del Ministerio del Interior, con corte a fines de agosto de 2025, el país acumula 6.449 muertes violentas en los primeros ocho meses del año, una cifra que está cerca del total anual de 2024, que cerró con 7.062 homicidios intencionales. Entre ambas cifras solo hay una diferencia de 613 casos.

Mientras que la comparación con el mismo periodo de 2024 pinta un panorama aún más sombrío. En enero y agosto del año anterior se registraron 4.375 asesinatos, lo que significa que las muertes violentas de este año han aumentado en 2.074 casos. Esta diferencia representa un incremento del 47,4 %, un salto que duplica prácticamente el ritmo de violencia de doce meses atrás y que acelera una tendencia iniciada en 2021.

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En el contexto histórico, el informe del Ministerio del Interior traza una evolución dramática de los homicidios intencionales entre 2014 y 2024. Hasta 2020, el país mantuvo una estabilidad relativa, con cifras anuales por debajo de los 1.500 casos.

Sin embargo, a partir de ese año, la violencia se disparó: 2021 registró 2.495 homicidios (casi el doble de 2020) y la escalada culminó en un pico histórico en 2023 con 8.248 casos, más del cuádruple de lo visto tres años antes.

Aunque 2024, en medio de la declaratoria de conflicto interno y estado de excepción, tuvo un leve descenso a 7.062 crímenes —el primero en cuatro años—, este alivio fue efímero. Hoy, con solo cuatro meses por delante, Ecuador necesita sumar apenas 613 muertes más para igualar el total de 2024.

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Este repunte evidencia una problemática de seguridad que se concentra en las provincias costeras. Guayas lidera con 2.833 crímenes hasta agosto, seguida por Manabí (829) y Los Ríos (808), provincias del litoral que han sido focos de ataques del crimen organizado, de acuerdo con datos de la Policía.

En agosto de 2025, Guayas reportó 284 homicidios; Manabí, 124; y Los Ríos, 114, concentrando la mayoría de los casos nacionales en estas tres zonas costeras.

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En contraste, provincias como Chimborazo, Zamora Chinchipe y Galápagos registran cero homicidios intencionales en el periodo, lo que destaca un abismo entre el interior y la Costa.

Causas de la violencia: guerra de bandas y narcotráfico

El aumento de la violencia en Ecuador, que ha elevado la tasa de homicidios a niveles históricos, se explica en gran medida por una disputa territorial entre bandas criminales por el control de la ruta de las drogas, según especialistas.

Las rutas para el envío de drogas son una de las causas de la lucha entre bandas.

La Policía y diversos expertos coinciden en que la fragmentación de estas organizaciones y la pugna por el liderazgo han desatado una ola de sicariatos, extorsiones y enfrentamientos violentos, especialmente en las zonas costeras. Indican que al menos el 90 % de los crímenes en el país tienen que ver con la disputa entre bandas.

En el centro del conflicto se encuentra la rivalidad entre dos de las agrupaciones más poderosas del país: Los Choneros y Los Lobos. A lo largo de los últimos años, la fractura de alianzas y la disputa por el control del tráfico de drogas han generado una escalada de enfrentamientos.

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En la denominada Zona 8, que se conforma por Guayaquil, Durán y Samborondón, se dan disputas de territorio entre grupos opositores como Los Tiguerones, que se han dividido en facciones, los Chone Killer, Las Águilas, Los Lobos, Los Lagartos, Mafia 18 y otros.

Ecuador, debido a su ubicación estratégica entre Colombia y Perú (los mayores productores de cocaína del mundo), se ha convertido en un centro clave para el tránsito de drogas hacia los mercados internacionales, especialmente en Europa y Estados Unidos.

Expertos también señalan que el contexto socioeconómico del país ha jugado un papel fundamental en el crecimiento de estas organizaciones. La pobreza y la falta de oportunidades empujan a jóvenes a unirse a estos grupos en busca de ingresos rápidos. (I)