Los vecinos del barrio El Rosario, parte del sector de Cotocollao, en el norte de Quito, tienen miedo de salir de sus casas a partir de las 17:00. Los constantes robos a sus domicilios con amedrentamiento de antisociales han creado un ambiente de incertidumbre en la zona.
Han pedido mayor presencia policial y obras a entidades municipales, sin embargo, según sus habitantes, no han tenido respuesta, por ello tomaron medidas.
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Han identificado que una banda tiene un modo particular de operar. Aprovechan cuando los dueños de los domicilios abren la puerta para ingresar o salir y allí los antisociales entran con amenazas y se apoderan de objetos de valor en las casas.
Es tanto el miedo que sienten los moradores del sector que la mayoría se atrevió a contar su historia, pero pidieron mantener su nombre bajo reserva, pues han sido amenazados.
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El primer hecho se dio hace dos meses. Eran las 20:30 y una mujer llegó desesperada a pedir ayuda a sus vecinos. Minutos antes, ella estuvo en su casa, al ingresar abrió la puerta y la dejó así, pues tenía que bajar algunas cosas del carro.
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Según captaron las cámaras de seguridad de sus vecinos, un vehículo frenó, puso su marcha en reversa y cuando se percataron de la puerta abierta descendieron del carro cuatro personas, quienes amedrentaron a los ocupantes de la vivienda.
Con amenazas los pusieron contra el piso y se llevaron lo que pudieron. El robo duró aproximadamente seis minutos, enseguida salieron y se fueron.
Los delincuentes se llevaron las llaves del carro de la víctima, pues estaba encendido en la vereda, se las llevaron para que no los siguieran, no se robaron el automotor.
Hace un mes se produjo el segundo caso, el modo de operar fue el mismo. La madre de familia llegó de viaje desde la Amazonía, abrió la puerta peatonal de su casa y luego la cajuela de su carro, en esos instantes los delincuentes, otra vez cuatro, aprovecharon para obligar a la mujer a que ingresara y abriera las demás puertas.
Amenazaron con cortarle las piernas o con llevarse a su hija, quien estaba dentro del inmueble, si no colaboraba.
Se llevaron todos los objetos de valor y huyeron, esta vez las cámaras permitieron identificar a tres vehículos, además conocieron que, en cada uno de los robos, el automotor principal del que bajaban los delincuentes fue diferente.
Ese no sería el único problema, aunque sí el que más alarmados mantiene a los moradores.
Nicole Tobar, representante del barrio, informó que han realizado varios pedidos al Municipio para que atienda el estado de las calles, también para que den mantenimiento a un parque aledaño y para que arreglen el alumbrado público, pues las calles son demasiado oscuras, a su juicio.
“El Municipio nos tiene abandonados en todo lo que podría ayudar, acá las calles tienen verdaderos cráteres, algunos ya hemos tenido que cambiar de amortiguadores algunas veces, porque no se sabe dónde nomás tenemos los huecos”, enfatizó Tobar.
Ella comentó que, ante la indignación de las familias, decidieron organizarse entre ellos. Así, 20 vecinos de 12 casas lograron contratar una alarma comunitaria, de manera privada, además ubicaron cámaras de seguridad en puntos estratégicos.
“Yo cuando llego desde las 17:00 en adelante, tengo que ver que no existan más carros; si veo a una persona, espero, pongo las luces de parqueo y espero que pase, no quiero que al abrir la puerta alguien se meta”, agregó la moradora del lugar.
La inversión que tuvieron que hacer fue de $ 1.600, a esto se suma la compra de carteles que pusieron en sus domicilios, alertando a los malhechores que son un barrio organizado.
Tobar también indicó que han solicitado a los agentes de las dos Unidades de Policía Comunitaria (UPC) cercanas que realicen patrullajes seguidos, sin embargo, no han obtenido una respuesta positiva, pues los han visto pasar una sola vez al día.
Además, criticó que cuando ocurrieron los dos robos anteriores la ayuda llegara 40 minutos después.
Este es otro de los barrios de Quito que piden mayor atención de las instituciones públicas, que han encontrado una medida de protección entre ellos, pero que creen necesario el apoyo en temas de seguridad y obras. (I)