El 16 de noviembre, el país deberá decidir en las urnas si aprueba o no iniciar el camino para redactar una nueva constitución. Si en la pregunta D, la única de consulta popular, gana el sí, se habilitaría el mecanismo para organizar la elección de asambleístas constituyentes, se instalaría la asamblea y luego esa misma asamblea redactaría un nuevo texto.
De aprobarse, Ecuador entraría oficialmente en un nuevo proceso de cambio constitucional. Y eso, de concretarse, significaría que el país tendría una nueva carta magna: la cuarta constitución desde el retorno a la democracia en 1979.
Desde ese retorno, Ecuador ha tenido tres grandes constituciones que han marcado cada ciclo político. Estas son la de 1978, la de 1998 y la de 2008. Cada una reflejó un momento histórico y un modelo distinto de Estado.
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Constitución de 1979
Representó el cierre formal del último ciclo de dictaduras militares y abrió el periodo constitucional democrático de 1979. Fue redactada por la Asamblea Constituyente que sesionó en Quito entre 1977 y 1978, y dio como resultado una carta de 20 títulos y 275 artículos.
Se la considera la constitución que “puso al Ecuador en democracia” porque definió reglas electorales, habilitó elecciones libres para presidente y vicepresidente y devolvió el peso institucional a un Congreso Nacional elegido en urnas, según recoge GK en una publicación.
También estandarizó la estructura clásica de Estado —Ejecutivo, Legislativo, Judicial— y sentó la base del sistema partidista ecuatoriano: a partir de ella, todas las disputas políticas se procesaron nuevamente en las urnas.
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Hubo una consulta popular para elegir un proyecto de constitución; ganó el proyecto considerado como progresista. Se quitó el requisito de saber leer y escribir para ser ciudadano. Se garantizó el derecho a la salud, saneamiento ambiental, la organización y promoción de sectores populares y el derecho al voto universal.
Constitución de 1998
Fue elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente instalada en Riobamba en 1997 y aprobada el 5 de junio de 1998 en Sangolquí, Pichincha. Tuvo 18 capítulos y 284 artículos. Fue concebida como un rediseño institucional más técnico, con un catálogo ampliado de derechos y nuevos mecanismos de control y participación.
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Se redactó en el gobierno de Fabián Alarcón luego de la salida de Abdalá Bucaram, en un contexto de protestas y polarización. El texto incorporó avances en reconocimiento de derechos colectivos y poblacionales: pueblos y nacionalidades indígenas, mujeres, niñez y personas con discapacidad pasaron a tener menciones específicas y se amplió el catálogo de garantías.
Asimismo, la ampliación explícita de participación y control social, y mecanismos más fuertes de control constitucional. Fue, en ese momento, una constitución progresista en parámetros comparados de la región andina y sudamericana.
Fue la carta que intentó blindar la gobernabilidad del país, pero la crisis financiera de 1999 y la caída de Gobiernos terminaron mostrando que la modernización institucional no bastó para contener las fracturas económicas y políticas de esa década.
Constitución de 2008
Se redactó en Montecristi en el primer periodo de gobierno de Rafael Correa y fue aprobada por referéndum el 28 de septiembre de 2008, y entró en vigencia el 20 de octubre de ese mismo año. Correa había ofrecido en campaña un cambio de modelo constitucional.
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El proceso generó choques institucionales, incluida la destitución de legisladores, y terminó en una asamblea de plenos poderes que redactó la nueva carta magna, aprobada después en una consulta popular con amplio respaldo.
Tiene 444 artículos, 30 disposiciones transitorias, más de 30 reformatorias y derogatorias, y reorganizó completamente el mapa del Estado: Ecuador pasó de tres a cinco funciones (Ejecutiva, Legislativa, Judicial, Electoral y de Transparencia y Control Social).
Fue la primera en América Latina en elevar a rango constitucional los derechos de la naturaleza y cambió la matriz conceptual del desarrollo económico, instalando la economía social y solidaria como principio rector.
La Constitución formalizó el principio del buen vivir (sumak kawsay) como eje de desarrollo. En sus inicios fue presentada como una constitución para 300 años, pero ya ha sido modificada en varias ocasiones.
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