Cuatro carpas rojas para cubrirse del sol o la lluvia son desde hace seis días el hogar temporal de los diecisiete maestros de la Unión Nacional de Educadores (UNE) que se mantienen en huelga de hambre en la plaza San Francisco de Guayaquil para defender la equiparación salarial. Visten con ropa cómoda para soportar el calor que hace en el espacio reducido, en el que gran parte del piso está cubierto con pequeños y delgados colchones de una plaza y dos baños portátiles. Los docentes lucen cansados, pero a la vez llenos de determinación; unos duermen y otros ocupan su tiempo para leer o conversar entre ellos.

Reciben con mucha alegría a quienes los visitan para darles apoyo o entregarles alguna donación o un presente. Han colocado carteles con sus nombres para identificarse. Unos laboran como docentes aún, otros fueron desvinvulados hace tiempo y otros ya se jubilaron, pero el apoyo al gremio y a la causa que exigen es mayor.

No ingieren alimentos como señal de protesta, pero han definido un horario para tomar catorce veces en el día agua, aguas aromáticas y suero oral. Se sienten agradecidos con la solidaridad que la ciudadanía les muestra. Brigadas acuden en las noches a cuidarlos ante la inseguridad, y el Colegio de Médicos del Guayas les proporciona tres chequeos en el día y medicinas si es necesario.

Publicidad

Horario de los docentes para tomar catorce veces en el día agua, aguas aromáticas y suero oral, avalado por el Colegio de Médicos del Guayas. Foto: Lizeth Escobar

Es mi sexta huelga: he participado desde 1981 en huelgas en Vinces, en Quevedo, porque los Gobiernos nos han obligado a tomar estas medidas tan drásticas siempre; nunca nos han dado soluciones para que el magisterio esté conforme; y, para todo lo que hemos logrado, hemos tenido que tomar medidas como estas”, cuenta Estibilito Rodríguez, de 63 años de edad y 39 en el magisterio, un maestro jubilado desde hace tres años que llegó desde Quevedo para estar junto a sus compañeros.

Rodríguez ha logrado permanecer un máximo de quince días en huelga de hambre. Con una sonrisa dice que “ya tiene experiencia y que aún le queda para largo”, aunque reconoce que su madre y su esposa temen por él y esperan su regreso.

“Sigo en la lucha, me gusta defender a los compañeros, me siento como que estoy aún en el servicio activo”, subraya.

Publicidad

Estibilito Rodríguez, de 63 años de edad (D), llegó desde Quevedo para estar junto a sus compañeros. Es la sexta huelga de hambre en la que participa. Foto: CORTESÍA

La misma templanza la tiene Mónica Pérez Yagual. Docente que fue separada en 2020 del magisterio, pese a tener nombramiento provisional, era parte de la Unidad Educativa Durán y cuenta que hasta la fecha no ha podido conseguir un trabajo para sacar adelante a sus dos hijos, ambos con capacidades especiales.

“Mi hijo mayor tiene el síndrome de Marcus Gunn, que le afectó la vista desde su nacimiento. Mi otro hijo tiene epilepsia, retraso mental leve y, ante la falta de medicinas, se le está desarrollando el síndrome de Tourette. Llevo desvinculada desde que empezó la pandemia. Son ya dos años que he aplicado en Educa Empleo, y no ha salido nada”, comenta.

Publicidad

Pérez, que lleva 18 años en la docencia, aspira a poder reintegrarse al magisterio, y entre lágrimas cuenta que en estos dos años ha buscado ganar algo de dinero de muchas formas.

“He vendido empanadas, he limpiado casas para ganarme el pan de cada día. Para venir acá, me separé de mis hijos: el mayor, de 19 años, se quedó en la Península con una tía; y mi otro hijo, de 17, con un hermano aquí en Guayaquil”, dice con la voz entrecortada.

La tristeza por la separación de sus familias embarga también a Kemy Loor, presidenta de la UNE Manabí, con 22 de sus 52 años en el magisterio, quien ya presentó un primer quebranto en su salud el miércoles, que fue superado. Esta es su segunda huelga de hambre; la primera la realizó en agosto pasado en Manabí, los 32 días que duró.

Kemy Loor, presidenta de la UNE Manabí, participa por segunda vez en una huelga de hambre del gremio. Foto: Lizeth Escobar

“No es fácil, el organismo se va acostumbrando de a poco, pero venimos preparados mentalmente para hacerlo. No vamos a claudicar en esta lucha, aunque es difícil desprenderme de mis hijos: tengo un hijo con capacidades especiales y, aunque ya es mayor de edad, sé que me necesita en este Día de la Madre aún más, y es difícil estar lejos”, dice.

Publicidad

Loor, docente de la Unidad Educativa Riobamba, de la parroquia San Mateo, en Manta, subraya que es importante escuchar a los maestros, porque son quienes están cerca de los alumnos y conocen las necesidades reales del sistema educativo, tanto a nivel urbano como rural. Recuerda con cariño que su madre, que por muchos años fue analfabeta, le inculcó el amor que siente por la educación.

María Eugenia Rodríguez, vocera de la huelga, presidenta de la UNE Guayaquil y vicepresidenta provincial, lamenta también haber dejado a su hija, pero resalta que seguirán en la huelga hasta conseguir lo que consideran justo para el gremio.

“Dejé a mi hija; soy todo para ella, siempre lo he sido; he tenido que velar por ella siempre debido a que su padre tiene alzhéimer. Por la huelga nos tocó separarnos; lloró, pero esto ha sido una lección de fuerza y valor para ella”, dice.

María Eugenia Rodríguez (i), vocera de la huelga y presidenta de la UNE Guayaquil y vicepresidenta provincial. Foto: Lizeth Escobar

Rodríguez, que lleva 23 años en la docencia y actualmente labora en el Centro Escolar de Educación Básica Dr. Jose Baquerizo Maldonado, asegura que la huelga cuenta con el apoyo de estudiantes y padres de familia, y que ninguno está incurriendo en el incumpliento de sus labores al estar en la huelga, ya que han tomado vacaciones o han dejado remplazos. Además, dice que cuentan con una lista de otros docentes que están prestos para remplazarlos si alguno decide retirarse por alguna complicación.

Ahora los docentes están a la expectativa de la audiencia pública convocada por la Corte Constitucional para el jueves 12 de mayo, a las 09:30, para tratar las reformas a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), que confrontan al Ejecutivo, a la Asamblea Nacional y a la UNE en torno a la equiparación salarial de los docentes. La audiencia se realizará de forma telemática y cada una de las partes involucradas tendrá la oportunidad de exponer sus argumentos sobre las reformas. (I)