Jimmy Jairala Vallaza, periodista de 68 años, es el candidato presidencial de Centro Democrático, lista 1. Ha sido diputado y prefecto del Guayas. Señala que busca la Presidencia de la República con un plan de trabajo que se enfoca en áreas como seguridad, empleo, salud, relaciones internacionales y gobernabilidad. Dice ser la “tercera vía” que los ecuatorianos quieren para salir de las polarizaciones y de las etiquetas políticas.

¿Por qué se decidió a ser candidato? Centro Democrático tuvo otras opciones, como Carlos Rabascall, José Serrano y Gema Ortiz.

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A ver, lo de Carlos fue un acuerdo mutuo. Eso ya es periódico de ayer, y además tengo una muy buena relación con él. Pepe Serrano no tenía impedimentos para ingresar al Ecuador, pero no pudo hacerlo; el problema es que el Gobierno no le dio las garantías que pidió para llegar a inscribirse en el Consejo Electoral; estuvo en Colombia listo para pasar, pero había muchas alertas de la propia Policía de que era un riesgo para su seguridad y él declinó la candidatura. Y cuando presentamos a la ingeniera Ortiz nos encontramos con que teníamos 16 binomios; no se puede enfrentar una elección con un candidato o candidata con un bajo nivel de conocimiento. Entonces, medidos los posibles contendores, aparte de Noboa y Luisa, quien también tiene un altísimo nivel de conocimiento soy yo. En consecuencia, el candidato idóneo era yo. Esta es la primera vez en que Centro Democrático participa con candidato propio.

¿Cuáles son los ejes más importantes de su propuesta de trabajo?

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Tenemos el eje de seguridad, económico y el empleo, el eje social, el de las relaciones internacionales, y gobernanza y transparencia, entre otros.

¿Qué propone en seguridad?

El eje de seguridad implica la neutralización de la operatividad de este negocio paralelo que es el narcotráfico, con todas sus ramificaciones, como los secuestros y las extorsiones. ¿Qué hay que hacer? Fortalecimiento de la UAFE, porque ahora está sumamente débil, casi desprovista de implementos para hacer un buen trabajo; además tiene una suerte de sesgo político, tiene que ser muy profesional. El narcotráfico nos ha colocado como el país número uno en el mundo en materia de tránsito de la droga. ¿Por qué pasa esto? Porque la frontera norte, donde tenemos 570 y pico de kilómetros, está desprotegida, no hay la suficiente vigilancia de las Fuerzas Armadas. Sabemos que Colombia tiene 200.000 hectáreas de coca sembradas en la zona sur: ¿por dónde cree usted que entra la droga? Por Colombia, por tierra o por el mar territorial. Mientras tanto, nosotros tenemos a las Fuerzas Armadas cuidando las calles, las cárceles, cuando ese no es su papel.

Entonces, ¿sacaría a los militares de las calles?

Yo los sacaría de la calle, de las cárceles, y los pondría a cuidar el mar territorial, el espacio aéreo, la frontera con Colombia y con Perú, y los puertos privados y públicos. Si sabemos que el 85 % de la droga en el mundo se mueve por mar, entonces hay que tener un sentido común para entender que ahí está el lado flaco de Ecuador, por lo que se ha convertido en un país líder en tránsito.

Eso implicaría reforzar la Policía, porque se supone que, si ha habido algún tipo de progreso en el combate a la delincuencia, ha sido por la acción conjunta con las FF. AA.

A ver, primero, el progreso ha sido mínimo. Segundo, mientras se fortalece la Policía y si ponemos a trabajar a las FF. AA. en su lugar, el resultado inmediato será que el ingreso de la droga disminuirá, habrá menos comercialización y así hay menos plata que lavar. Entonces, se va haciendo una bola de nieve. Lo primero es tapar el cráter que tenemos en las fronteras norte y sur para seguir con lo demás. Lo demás es palabrería.

¿Qué plantea en el eje económico y de empleo?

En el tema económico, todos los candidatos son grandes diagnosticadores, pero nadie le dice de dónde van a sacar la plata. Y resulta que nosotros estamos en este momento parados encima de la plata: debajo de la tierra, en el subsuelo, hay $ 40.000 millones de reservas petroleras. El país tiene que explotarlas, y eso no es un atentado contra la ecología porque, si fuera así, el resto del mundo no estaría haciendo lo propio. Esa riqueza hay que explotarla abriendo a la inversión nacional y extranjera la exploración y explotación para descubrir nuevos yacimientos. Necesitamos incluso cambiar la estructura de Petroecuador, transformarla en una empresa con el 51 % de capital público y 49 % privado, nacional o internacional, pero con un manejo técnico. La politiquería y la corrupción pudrieron a Petroecuador. Siempre ha sido parte de los repartos, y por eso es que ha tenido trece gerentes en cuatro años.

Y esta apertura a las inversiones para la explotación petrolera, ¿cómo incide en la generación de empleo?

Si tenemos un Estado que poco a poco se hace robusto con esta nueva inversión, podrá hacer en obra pública. Y el Estado será gran generador de empleo. Y no solamente con el tema petrolero. Debemos empezar a pensar que la figura que se usa en las concesiones de carreteras podría aplicarse, por ejemplo, en las hidroeléctricas: construye, opera y devuelve. Y el Estado nunca pierde ni la propiedad ni la facultad de fiscalizar o de regular. Todos queremos pasar del uso de energía fósil a energía limpia. Pero todo el mundo ha entendido que para hacer ese tránsito se necesita plata. ¿Y dónde está la plata? Está debajo de la tierra. El mundo está explotando las reservas petroleras para transitar la energía limpia.

¿Qué acciones desarrollará en el ámbito social?

Uno de los planes más importantes para nosotros es el Plan Nacional para la Salud Mental. En este país, los candidatos no hablan de centros comunitarios de atención psicológica; no hablan de la necesidad de brigadas móviles para que este servicio llegue a zonas rurales; no hablan de campañas educativas para problemas de prevención de salud mental. Yo creo que debe ser política de Estado. Creo también en la necesidad de apoyo a los refugios para las víctimas de violencia de género. Creo en un Plan Nacional de Vivienda digna pero con energía renovable para las familias vulnerables. Hay que trabajar en un Plan de Nutrición Escolar —que lo inició el Gobierno de Guillermo Lasso, tenemos que reconocerlo—, pero todavía no da los resultados que se esperan porque aún hay comunidades de la Sierra centro donde el 60 % de los niños padece desnutrición crónica.

¿Qué propone en las relaciones internacionales?

Yo considero que Ecuador debe fortalecer sus relaciones con todas las naciones del mundo. Pero, al mismo tiempo, no es momento para que el país aplique la ciudadanía universal. Cada extranjero que ingresa sin documentos, casi siempre por el norte del Ecuador, es explotado porque donde los contratan les pagan la mitad porque llegó sin documentos, pero es un trabajo menos para un ecuatoriano. Yo ejercería un estricto control en las fronteras para que solamente puedan ingresar personas que tengan los documentos en regla; de otra manera, con mucha pena, con mucho dolor, no entrarán, porque primero el trabajo de los ecuatorianos. Y también empata con el tema de seguridad, porque en la frontera a nadie le piden nada y además hay muchos pasos irregulares en Colombia y Perú; ahí no hay control, entran Sansón y los que no son, y por eso nos hemos llenado de ciudadanos extranjeros de dudosos pasados judiciales.

Actualmente las relaciones con México están rotas por la situación del exvicepresidente Jorge Glas. ¿Usted le daría el salvoconducto para que se vaya?

Yo me reuniría con la presidenta de México para pedirle que ese tema, que tiene un sesgo político muy fuerte, no sea un impedimento para que dos naciones hermanas, como lo han sido México y Ecuador, se vuelvan a unir. Yo procuraría, sin condiciones, retomar nuevamente las relaciones con México. No puedo aceptar como una condición el apresamiento o la liberación de alguien, por más importante ciudadano que sea.

En el tema de la gobernabilidad, ¿cómo llevaría usted la relación con el Legislativo para evitar pugnas?

Esta polarización tiene nombres y apellidos y ha venido arrastrándose desde hace varios años. Hemos vivido en medio de enfrentamientos de etiquetas, derechas e izquierdas, correístas y anticorreístas, blanco o negro... Lo que no leen ni los gobernantes ni los opositores es que hay un 60 % de personas que todavía no ha decidido por quién votar. ¿Por qué? Porque esas pugnas no le interesan, porque esas personas necesitan saber si al día siguiente tendrán para el desayuno, si podrán enviar a sus hijos al colegio con seguridad, si podrán pagar la renta a fin de mes... Lo de fondo es que nos han tenido distraídos. Nos quieren hacer creer que ya las elecciones están definidas, nos quieren hacer creer a seis de cada diez ecuatorianos que no hay una tercera opción. Nosotros somos esa opción de centro que le ciudadano quiere. El país necesita un presidente pragmático, que entienda que no puede poner etiquetas, que tenga inteligencia emocional y que sea capaz de unir. Si yo quiero ser un buen presidente, debo tener un buen gabinete que me ayude a gobernar no un club de lambones. Si usted tiene un buen ministro de Gobierno que sepa dialogar, la relación con la Asamblea puede ser más fluida. Yo no voy a ser un rehén de la Asamblea; mientras me entiendo con ellos, voy a gobernar por decreto. Cuando llegue la necesidad de votos en la Asamblea, el país identificará quiénes son los asambleístas que están con el sistema democrático o los que quieren seguir con el “viejo país”.

¿Y ya tiene nombres para su gabinete?

Yo le voy a hablar con un ejemplo: si el mejor perfil para el Ministerio del Interior fuera Jan Topic, yo lo invitaría. No puedo dar nombres. Los daré un día antes o un día después del debate. Pero usted no encontrará en mi gabinete nada sospechoso, ni parientes ni mis panas de chupa, de guitarreo o de peloteo. Usted va a encontrar gente capaz que me diga lo que no está bien, porque el presidente no es un todólogo. El presidente es una persona que tiene que estar dispuesta a escuchar también.

Algunos de los temas que hemos hablado requieren reformas constitucionales. Y ya se habla de una asamblea constituyente que haga una nueva constitución. ¿Usted la ve necesaria?

La idea es promover reformas constitucionales. Yo no hablo todavía de una asamblea constituyente porque el ciudadano tiene ya demasiados problemas. A lo mejor si lo sometemos a una consulta popular después de dos años y es aprobada por el pueblo, perfecto, pero primero hay que solucionar los temas más graves.

Tres vivencias del candidato

1. ¿Alguna vez ha sido víctima de la delincuencia?

Personalmente, en los últimos tiempos, yo no, porque yo soy muy casero. Pero, en cambio, mi hijo Diego sí lo fue. Ya han pasado dos meses (del atentado) y ni me devuelven mi carro baleado ni la Fiscalía me dice qué pasó. Lo que yo quiero saber es cuál fue el motivo de ese atentado que pudo terminar con la vida de mi hijo y de sus acompañantes.

2. ¿Cuál fue su primer trabajo y cuánto ganaba?

Diario EL UNIVERSO. Año 1973. Yo estudiaba en la mañana y en la tarde era auxiliar de cronista. O sea, todólogo. Ganaba 600 sucres mensuales.

3. ¿Cómo sobrellevó los apagones del año pasado?

Como cualquier ciudadano. Yo no tengo generador. Tampoco me sentía capaz de llenar de bulla a mis vecinos. En mi casa hay un pequeño jardín posterior; entonces, lo que hacíamos en los momentos de calor era hacer oficina afuera. Nos compramos un router para estar conectados, porque como estábamos en plena precampaña necesitamos subir mucho material de las redes. Ah, y se me dañaron una refrigeradora, un aire acondicionado y un surtidor de agua. (I)