No es frecuente en el país que un juez se ubique en el asiento del acusado. Tampoco que sea hallado culpable y que reciba como sentencia la destitución de su cargo. En siete años y medio –desde enero de 2015 hasta junio de 2022– ha pasado 57 veces, siete por año, según los registros de control disciplinario del Consejo de la Judicatura del Guayas.